Internacionalización e inversión extranjera

MERCADOS

En la búsqueda del equilibrio entre importaciones y exportaciones para que la balanza comercial de un país o región sea positiva influye un factor que analiza en este informe el doctor en Economía Albino Prada: la inversión extranjera directa (IDE). Sus efectos sobre el PIB en España con respecto a otros países y en las comunidades autónomas son objeto de este trabajo.

14 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Conseguir una balanza comercial en bienes y servicios positiva y creciente es, sin duda, una buena estrategia para disfrutar de un crecimiento sólido y sostenible del empleo y de la producción en un país. Siempre que se acompañe de un comportamiento inducido del empleo y de las rentas que alimenten el consumo interno.

Sin embargo, no debiera olvidarse que la inversión extranjera directa (IDE) es un factor condicionante de primer orden para alcanzar la meta de una balanza comercial positiva. En efecto, si observamos una creciente IDE recibida por un país es probable que de ella se deriven unas menores importaciones y un mayor empleo interno. 

Así, para la economía gallega -y española- la IDE que explica la existencia de plantas de automoción como la del grupo PSA francés en Vigo tiene varios efectos virtuosos en aquel sentido: en primer lugar reduce potencialmente las importaciones al cubrir una parte del consumo nacional con bienes fabricados con empleo interno, y, en segundo lugar, incrementa nuestras exportaciones y nuestro empleo para alimentarlas. Por una y otra vía ayuda a alcanzar una mejor balanza comercial.

No siempre la IDE recibida tiene tan potentes y virtuosos efectos sobre el equilibrio externo de una economía nacional o regional. Si la inversión recibida en vez de instalar nuevas capacidades productivas adquiere otras ya existentes (por ejemplo en la energía o en las finanzas) el potencial sobre el empleo puede ser muy inferior y la generación y distribución del valor añadido mucho menos virtuosas. Aunque si la opción se sitúa entre esto y el cierre de las actividades, sin duda la entrada de IDE debe considerarse positiva.

Por su parte, la IDE realizada desde un país o región (España, Galicia, ?) también puede favorecer el equilibrio externo. Sobre todo cuando permite acceder a mercados lejanos para productos propios. Es el caso de la red de distribución mundial de Inditex, pues aunque buena parte de la producción se realice a escala global una parte no despreciable de las labores de diseño, gestión y logística se realizan desde el mercado interno gallego o español. Sin duda que también favorecen nuestras exportaciones y nuestro empleo interno, por no hablar de que no hay mejor defensa del mercado interno español para los productos de confección que contar con el campeón global del sector a nivel mundial.

Con estas premisas por delante tiene interés situar nuestra economía en lo relativo a la IDE (realizada y recibida) en relación a otros países o regiones para el último año disponible (2013 con datos OCDE y el 2014 con datos del Ministerio de Economía). Para hacer una primera aproximación se pueden estimar dos indicadores sencillos: la suma de la IDE realizada y recibida en relación al PIB (apertura al exterior) o el cociente entre ambos (cobertura inversora). 

En el primer caso podremos calificar qué economías están más o menos abiertas e internacionalizadas, según este criterio. En el segundo, un porcentaje reducido (por ejemplo 7 % de Japón para 1994) nos indica que estamos ante un país que recibe muy escasa IDE en relación a la que realiza, mientras que un porcentaje elevado (Australia con un 270 %) nos sitúa ante un país que recibe casi tres veces más IDE de la que realiza en el exterior.

Respecto a la apertura recogemos en un primer gráfico el citado indicador (suma de IDE realizada y recibida en relación al PIB) para la media de economías de la OCDE en el 2013. Vemos que España y Australia se pueden calificar de economías muy abiertas, mientras que Japón sería un caso inverso. En general, las economías con insuficiente ahorro interno se situarán en el primer grupo. 

Como vemos en un segundo gráfico, para el año 2014 el indicador medio español no habría variado (4,7 % del PIB) y es en relación al mismo que caracterizamos la situación de las comunidades autónomas.

La comunidad campeona en apertura de IDE es sin duda Madrid, con ese 13,3 % sobre su PIB. Tienen indicadores destacados -en línea con la media de la OCDE- las regiones de Cataluña y País Vasco, pero el resto (entre las que se sitúa Galicia con un 0,9 %) no contabilizan una apertura -en lo relativo a realizar o recibir IDE- a la altura de las economías más desarrolladas. 

Cantabria, que por tal motivo no figura en el gráfico, es ese año un caso singular con un indicador que supera el cincuenta por ciento de su PIB a causa de la IDE realizada en el exterior por una importante entidad financiera.

Con este diagnóstico previo sobre el nivel de apertura en IDE podemos avanzar nuestro diagnóstico para el segundo indicador de cobertura. Reiteramos que aquí un indicador reducido en su cuantía nos informa de que en ese país o región recibe muchas menos IDE de la que realiza, mientras que un indicador elevado implica que se reciben muchas más inversiones de las que se realizan desde ese territorio. En un tercer gráfico presentamos, en consecuencia, dicho indicador de cobertura para España y sus comunidades autónomas. El dato medio español informa de que de cada 100 euros de IDE realizada hacia el exterior por España en el 2014 entraron en España -como IDE recibida- 70 euros. Respecto a esa cifra media de cobertura, importantes regiones (en apertura) como Madrid o Cataluña se sitúan en un nivel semejante.

Observamos cómo hay un grupo de regiones en las que las entradas de IDE superan en varias veces la IDE realizada desde las mismas: País Vasco, Valencia, Castilla-León, Asturias, Murcia o Aragón. 

Finalmente, dos regiones (Galicia y Andalucía) se sitúan a la cola en la ratio de IDE recibida sobre la realizada. Como quiera que en ambos casos el indicador de apertura era también muy reducido, cabría concluir que ni en un caso ni en el otro estas economías estarían aprovechando satisfactoriamente el dinamismo y la internacionalización inversora que se anota en el conjunto de la economía española.

Quizás el caso de Galicia sea el más grave y preocupante ya que con una apertura de la mitad de Andalucía en el año 2014 su cobertura es muy semejante y escasa. Galicia no solo tiene que mejorar su cobertura en IDE sino también su apertura e internacionalización a inversiones desde y hacia el exterior. Cosa que, por cierto, no es un problema tan preocupante para el conjunto de la economía española.