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Noia pospone la campaña por la debilidad del marisco tras la apertura de la presa del Tambre

Jose Manuel Jamardo Castro
j. m. jamardo RIBEIRA / LA VOZ

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El pósito prefiere no mover el bivalvo para evitar la mortandad

28 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Corren malos tiempos para el marisqueo en la ría de Muros-Noia. Los 1.500 productores que normalmente faenan en esos arenales no ganan para disgustos. La campaña, que arrancó a mediados de septiembre, está siendo convulsa y con unos resultados catastróficos para el sector. Pandemia, marisco pequeño en sus concesiones, cierres temporales de los bancos naturales por toxina... Un cúmulo de eventualidades que han hecho un roto en los bolsillos de los productores, cuyos ingresos han caído de forma considerable.

Hasta cuatro interrupciones han tenido que soportar los mariscadores a causa de la irrupción de la marea roja. Además, en tres ocasiones han tenido que bajar los topes de captura de almeja y berberecho en los últimos meses para evitar la caída de precios del bivalvo. Incluso, por primera vez en muchos años, la cofradía decidió adelantar el cierre de la temporada de Navidad al 30 de diciembre, cuando lo habitual es que se inicie el descanso en Reyes.

La intención del cabildo era regresar a los arenales el día 1 de febrero, pero de nuevo problemas y contingencias diversas obligan a retrasar la vuelta al trabajo. Si no hay más novedades y nada se tuerce, podrían retomar la actividad el día 15, dos semanas después de lo inicialmente previsto.

El primero de los avatares que han llevado a alterar el calendario de los mariscadores noieses es la apertura de las compuertas del embalse del Tambre en los últimos días, una medida que la compañía eléctrica que explota el embalse, Naturgy, ha tenido que tomar por el exceso de caudal. Eso ha provocado un aumento del aporte de agua dulce a la ría, que debilita el marisco y lo hace más vulnerable.

Ramón Pais, vicepatrón mayor de la cofradía, explicó que han realizado recientemente una medición de la salinidad del agua y esta es «completamente doce. Non ten sal ningún». Y lo peor es que la presa «segue coas comportas abertas e parece que continuará uns días máis».

Estando el bivalvo tan débil como está, «o mellor é non tocarlle, xa que si se remove o fondo, morre. Así que hai que esperar. O único que nos salva é que cando sube a marea chégalle algo de auga salgada ao bivalvo, e de momento, está a aguantar», apuntó Pais.

Pero el problema de la baja salinidad no ha sido el único condicionante. Tampoco la demanda anima. Desde el pósito se ha hecho un sondeo en el mercado, consultando a los compradores habituales, y «a verdade é que apenas hai demanda. Os pedidos para a conserva xa se acabaron e agora o único que se vende é para fresco, pero entre o peche da hostalería, a incidencia do covid-19 e a caída de prezos, decidimos que mellor era esperar polo menos dúas semanas para ver como evoluciona isto».

La presidenta de las mariscadoras de a pie, Marisol Amado, mostró su preocupación por la situación que está atravesando el colectivo, pues afirmó que esta campaña los ingresos fueron un 50 % inferiores a los de otros años. Sobre la situación del marisco, comentó: «Para a semana imos facer comprobación para ver si morreu moito».