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Sanidade prohíbe que toque tierra la tripulación de un buque oceanográfico

Serxio González Souto
serxio gonzález VILAGARCÍA / LA VOZ

SOMOS MAR

Martina Miser

La dotación del barco, en el que hubo un positivo, iba a desembarcar en Arousa

14 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El buque oceanográfico Miguel Oliver permanece atracado desde ayer por la mañana en el muelle de Ferrazo, en Vilagarcía. A bordo, las 22 personas que componen su tripulación. Ninguna de ellas podrá tocar tierra, como mínimo hasta que se compruebe si hay o no infecciones por coronavirus entre ellas. Su arribada a la capital arousana no debería haber sido más que una anécdota, una escala fugaz antes de alcanzar su destino final, Marín, donde permanecerá en dique hasta febrero, siendo sometido a tareas de reparación y mantenimiento. Sin embargo, la extraña gestión del contagio de un biólogo que desembarcó el miércoles en Cádiz, la convirtió en materia de controversia hasta que la Consellería de Sanidade prohibió que los tripulantes descendiesen del barco. Anoche, un equipo del Hospital do Salnés se trasladó al puerto para practicarles las pruebas PCR.

El Miguel Oliver, uno de los tres buques de investigación que posee el Ministerio de Pesca, Agricultura y Alimentación, acaba de desarrollar una campaña de trece días en el golfo de Cádiz. A bordo, los 22 miembros de su tripulación y catorce biólogos, que el miércoles desembarcaron en el puerto andaluz, una vez concluido su trabajo. Por lo visto, uno de ellos se encontraba mal y acudió en tierra al médico, que confirmó que se trataba de un caso de covid-19. Es en este punto en el que Tragsa, la empresa pública que gestiona la navegación del barco para la Secretaría de Pesca, sitúa el origen del problema, ya que, asegura, el científico no comunicó el positivo. Mientras todo esto se desarrollaba en Cádiz, el oceanográfico continuaba su navegación hacia Galicia sin saber nada. No fue hasta el jueves cuando un correo electrónico alertó del contagio al capitán, lo que obviamente iba a trastocar completamente sus planes. Tragsa pensaba desembarcar en Arousa a la mitad de la tripulación para que se tomase vacaciones mientras sus compañeros dirigían el buque a Marín. Tuvo que ser un miembro del personal a bordo quien telefoneó al 112, que a continuación se puso en contacto con la Consellería de Sanidade.

Fuentes de la compañía pública matizan esta secuencia, responsabilizan al biólogo de lo ocurrido y afirman que, en realidad, fue el buen trabajo de rastreo del 112 en Cádiz el que permitió alertar al Miguel Oliver antes de que tocase puerto y sus tripulantes se fuesen a casa sin más.

Y si los embarcados en el Miguel Oliver deben guardar cuarentena, los del pesquero Siempre Antares, del que el jueves fue evacuado un marinero con insuficiencia respiratoria, han dado todos positivo en las pruebas PCR a excepción de uno, al que se la han repetido porque, a pesar del negativo presenta síntomas compatibles con el covid. En cuanto al tripulante avilesino evacuado en helicóptero, falleció en el hospital y posteriormente se confirmó que padecía la enfermedad. Además, tres de los 14 marineros han sido derivados a un centro hospitalario. Los otros 11 permanecen en el barco.