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El furtivo identificado en Muxía es el mismo de Arteixo pero con torpedo nuevo

t. longueira / e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Al constructor de Gondomar se le intervino otro propulsor en junio del 2019

15 oct 2020 . Actualizado a las 18:16 h.

El constructor de Gondomar identificado el lunes por supuestamente extraer percebe utilizando métodos tan sofisticados como un torpedo submarino es el mismo que en junio pasado fue sorprendido por la Policía Autonómica arrancando crustáceo de las rocas entre Barrañán y Langosteira a las que llegó también propulsado en torpedo. Claro que no era el mismo artilugio, puesto que aquel fue decomisado y todavía permanece en manos de los investigadores que en su día sorprendieron al furtivo y a su compinche en plena operación y con el botín en las manos: 44 kilos de percebe de extraordinaria calidad que podrían haber alcanzado los 5.200 euros en el mercado y de los que acabaron dando buena cuenta los usuarios de la Fundación Padre Rubinos.

Esa es la diferencia con el operativo de anteayer: que guardia civiles y vigilantes de la cofradía aseguran haberlo visto con percebes en una bolsa, pero no los llevaba cuando fue identificado por los agentes cuando regresó al coche haciéndose pasar por runner en vez de por un rana, ya sin neopreno. 

Despliegue de material

Los vigilantes de la zona están abrumados con los pertrechos del furtivo. Nunca antes habían visto tal despliegue de medios para extraer percebe de forma ilegal. Porque aunque en tiendas especializadas y en Internet pueden encontrarse torpedos submarinos por poco más de 300 euros, el decomisado el lunes, según fuentes de la investigación, es una herramienta de buceo profesional que podría rondar los 3.000 euros. Ese tipo de propulsor suelen emplearlo quienes buscan material submarino para documentales como los que realiza National Geographic, investigadores del tipo de Jacques Cousteau, buscadores de pecios, exploradores que quieren acceder a rincones que serían inaccesibles de nadar solo con aletas, pero no para desplazarse hasta los rincones ricos en percebe pasando desapercibido para los vigilantes de las cofradías.

Pero esa no es la única excentricidad. El scooter submarino -como también se conoce al torpedo- estaba además tuneado. Aparte de la batería propia del vehículo propulsor, llevaba una adicional para ganar autonomía bajo el agua. De acuerdo con expertos que conocen el funcionamiento de este tipo de instrumentos, el tiempo medio de duración de la batería ronda la hora y media. Con la que llevaba a mayores, el usuario puede permanecer más del doble de tiempo bajo el agua. No es extraño, por tanto, que entre el material incautado hubiese una botella con capacidad para 15 litros de oxígeno. Una brújula para orientarse en todo momento debajo del agua y un teléfono introducido en una funda impermeable que le permitían estar en contacto por mensajería instantánea con la persona que permanecía alerta en la superficie serían otras muestras de la sofisticada técnica que empleaba para la actividad ilícita.

Incluso se le ha encontrado material diseñado especialmente para extraer percebe de las zonas más profundas de la rocas, donde crecen las mejores piñas y las más cotizadas. Similares herramientas le fueron decomisadas también en junio del año pasado, junto a anclas, rebarbadoras, redes y material de lo más original y variopinto.

«Nunca víramos na Costa da Morte equipos tan profesionais»

La cofradía muxiana ha abierto cuatro denuncias administrativas, que serán remitidas a la Consellería do Mar

Toni Longueira

El operativo de este lunes es uno de los más importantes llevados a cabo en la Costa da Morte contra el furtivismo. No por la mercancía intervenida -no se recuperó ni un solo kilo de los 20-25 con los que logró huir hacia Lourido, donde una persona en tierra los recogió- sino por el material y los equipos intervenidos, que llamaron, y mucho la atención entre los pósitos de la comarca: «Nunca víramos na Costa da Morte equipos tan profesionais para o furtivismo do percebe», apuntaron en la cofradía muxiana.

Para empezar, el torpedo submarino decomisado: «Este non é un deslizador dos baratos, este é un dos bos, dos que se empregan para facer documentais, como os de Cousteau. Anda polos 2.900 euros. Levaba unha batería a maiores para poder estar máis tempo baixo o mar, ata catro horas». Y añadieron: «Porque o viron mergullarse ás nove da mañá e foi collido á unha da tarde. Tamén levaba un compás para orientarse debaixo da auga e as botellas de oxíxeno era das grandes, de 15 litros. Pero o mellor de todo é que esta persoa estaba traballando a unha milla e media de onde deixara o coche aparcado, nunha zona pertencente á Ruta dos Faros para pasar desapercibido, para que ninguén sospeitase que se trataba dun furtivo tan profesional», argumentaron en la entidad marinera muxiana.

En el pósito también llamó la atención la preparación física del ahora investigado: «Despois de catro horas baixo o mar, e cando se viu sorprendido en terra, botouse ao auga e nadou cincocentos metros ata Lourido e dende alí regresou correndo facéndose pasar por deportista que facía footing. Un verdadeiro especialista, moi preparado».

En la cofradía de Muxía lamentaron que no se pueda abrir diligencias contra esta persona por furtivismo porque ni la Guardia Civil del puesto de Corcubión, ni el servicio de vigilancia, ni los mariscadores que acudieron a la alerta lograron recuperar los percebes extraídos supuestamente de forma ilegal. Ahora bien, a este constructor de Gondomar le han abierto cuatro denuncias, que serán remitidas en breve a la Consellería do Mar. En concreto, por uso de un propulsor para la extracción de marisco de forma ilegal. Este torpedo submarino solo puede ser empleado en labores de investigación y en reportajes divulgativos previa petición a la Xunta y con conocimiento de la cofradía. La segunda denuncia es por el uso de botellas de oxígeno para ir al percebe. La tercera, por no emplear boyas de señalización. Y la cuarta, por darse a fuga cuando se le requirió que se identificara. Por todo ello, el supuesto infractor se enfrenta una multa, de una cuantía mínima conjunta, de 3.000 euros.