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Una semana sin las Gladis a la vista

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Las orcas que interactúan con los veleros pertenecen a la población ibérica, asentada en el Estrecho y que migra hacia el norte tras los bancos de atún, su alimento preferido
Las orcas que interactúan con los veleros pertenecen a la población ibérica, asentada en el Estrecho y que migra hacia el norte tras los bancos de atún, su alimento preferido

La última interacción se produjo el miércoles con un velero en Camariñas

07 oct 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace una semana que las Gladis, las orcas que el grupo internacional de trabajo ha identificado como responsables de las insólitas interacciones con los veleros que navegaban por la fachada atlántica de la península Ibérica, no se dejan ver. Y eso que andan buscándolas. No los veleros, por supuesto, que lo que menos desean es toparse en su ruta con el grupo de cinco ejemplares en el que va la pandilla juvenil, y acatan las restricciones a la navegación que ha impuesto la Dirección General de la Marina Mercante entre Fisterra y Estaca de Bares. Pero sí las rastrean desde el aire. El avión Sasemar 102, que realiza patrullas de vigilancia para detectar sentinazos u otros episodios de contaminación, ha añadido a sus quehaceres vuelos de reconocimiento en busca de las orcas.

De momento no las ha localizado. Ni al grupo de las Gladis ni a los otros dos que, de acuerdo con los expertos, han sido avistados por Galicia. Claro que, según Alfredo López, biólogo del Cemma (Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños), «o mal tempo inflúe». Entre el 10 de agosto que se supo que las orcas habían llegado a Galicia y el 19 de ese mes se detectaron un total de 13 ejemplares distribuidos en tres grupos, aunque es solo uno, el de las Gladis, el que interacciona con los veleros.

Estos cetáceos, familia de los delfines, llegaron a ser avistados al norte del cabo Ortegal. Sin embargo, la última vez que se tuvo constancia de su presencia en Galicia fue el 30 de septiembre en Camariñas. Puede dar buena cuenta el Idrora Ator, que se topó con ellas. Mejor dicho, se toparon ellas con él, a la altura de Camariñas, y como en otras ocasiones intentaron pararlo. La tripulación del velero envió un mensaje de alerta y Salvamento movilizó a la Betelgeuse. Era de noche, estaba oscuro, y los navegantes lo pasaron tan mal que ni siquiera se atrevían a poner el motor en marcha para reemprender el rumbo. Incluso se le pidió a un pesquero que estaba en esa zona que acudiese a la posición del velero para prestarle ayuda, pero finalmente el barco retomó su ruta y llegó por sus propios medios a Muxía, sin que siquiera interviniese la lancha de Salvamento.

La investigación del grupo internacional de trabajo ha podido determinar de quen veñen sendo estas orcas. Estas Orcinus orca que habitan la península ibérica «son normalmente observadas en primavera y verano alimentándose de atunes en su entrada al Mediterráneo, el estrecho de Gibraltar, donde se han realizado varios estudios sobre ellas». Se considera que son una subpoblación de orcas, cuyos parientes más cercanos aparecerían de vez en cuando por aguas de Canarias, pero que genéticamente no tienen nada que ver con los que se avistan en Noruega e Islandia.

Población protegida

Los ejemplares del estrecho migran detrás del atún y han sido vistos de paso por la costa de Portugal y por Galicia. De hecho, la mayoría de los individuos que se han podido identificar pertenecen a esta subpoblación de orcas de Gibraltar, que está protegida. Ruth Esteban, que se doctoró en Ciencias del Mar por la Universidad de Cádiz precisamente con una tesis sobre las poblaciones de orcas en el sur de la península Ibérica, señala que las Gladis no pertenecen a ninguno de los cinco grupos que fueron identificados y descritos en el estrecho de Gibraltar en el 2011 y algunas fueron vistas por primera vez en el 2013 interactuando con los pescadores de palangre en el Estrecho a los que tratan de robar alguna que otra pieza de atún rojo que capturan en sus líneas. Algunas, por tanto, no han llegado a cumplir siquiera los siete años.

Los expertos internacionales aprecian que las heridas de las orcas se van curando 

Las heridas graves que presentan la Gladis negra y la blanca y que, como sospechan los biólogos que estudian el caso, pudieron haber sido causadas durante alguna interacción -no se sabe si intencionada o no- con una embarcación -se desconoce también su tipo- no son mortales, pero sí constituyen «un problema» para los cetáceos, dice Alfredo López. Duelen y molestan tanto como las que tiene los humanos, aunque, según han podido observar de las últimas imágenes tomadas, «nestas semanas se lle apreciaban, pero estaban curando».

Quizás cuando las heridas no sean ya más que cicatrices puedan superar ese trauma que puede ser que les haya llevado a actuar como lo hacen en cuanto se cruzan con un velero a una velocidad más elevada de la que a las orcas de gustaría o que consideran un peligro que podría volver a dañarlas. Esa es una de las teorías que manejan los científicos y que se sustenta en que lo único que persiguen es detener el velero. Tanto es así, que en varias interacciones, los golpes y las embestidas de los animales cesaron en cuanto se pararon los motores y paró el movimiento. Sin embargo, en aquellas ocasiones en las que la tripulación puso resistencia, corrigiendo la dirección del timón, fueron más insistentes y no pararon hasta que rompieron alguno de los elementos móviles, normalmente el timón.

Por eso los expertos recomiendan a los navegantes que se alejen de la costa, porque suelen estar entre las 2 y las seis millas de la costa y pedir ayuda a Salvamento.