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Desaparecen en tres lustros cuatro de cada diez arrastreros españoles

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Foto de archivo de un arrastrero de litoral, el segmento de flota que en el Mediterráneo afronta este año una nueva reducción de actividad que ya suma el 23,5 %
Foto de archivo de un arrastrero de litoral, el segmento de flota que en el Mediterráneo afronta este año una nueva reducción de actividad que ya suma el 23,5 % PEPA LOSADA

Quedan un tercio en Gran Sol y la mitad en Galicia y el Cantábrico

29 ago 2020 . Actualizado a las 14:15 h.

Demonizada por los ecologistas y defendida por el sector por su peso económico y social, la pesca de arrastre trata de sobrevivir en el maremágnum de las aceradas críticas y de normas que la condicionan tanto como el veto total a los descartes. Estimaciones cifran en un 40 % las capturas mundiales obtenidas mediante esos aparejos de dos alas de malla que forman un embudo y acaban en un copo donde se acumulan los peces. De las más reguladas y controladas, cuestionada por su selectividad y posibles daños al fondo, sus defensores alegan que el arrastre remueve sustratos, regenerándolos y haciendo aflorar alimentos para casi toda la fauna marina en fondos donde apenas llega la luz solar.

Opiniones al margen, las últimas estadísticas del Ministerio de Pesca revelan que en los últimos tres lustros han desaparecido en España cuatro de cada diez arrastreros. De los 1.594 registrados en el 2006, a principios de este año quedaban 906, un 43 % menos. La criba ha sido especialmente severa en los caladeros comunitarios, donde continúan faenando 44 de 140, un 69 % menos. También ha sido relevante en aguas internacionales y de terceros países, donde quedan 58 de los 122 que había catorce años atrás, un 52 % menos.

Porcentualmente la tercera reducción más importante se ha dado en Galicia y en el Cantábrico Noroeste, con 69 en activo, un 48 % menos que los 133 del 2006. En los caladeros no comunitarios del Atlántico Norte quedan 24 de los 44, un 45 % menos. De los 210 que había en el golfo de Cádiz siguen 125, un 40 % menos. Y en el mar Mediterráneo pasaron de 945 en el 2006 a 586 ahora, un 38 % menos.

Científicos del IEO de Vigo prueban cómo mejorar la selectividad y reducir descartes

En otro intento de conciliar el interés socioeconómico de la flota de arrastre con la protección de los recursos, arranca hoy desde Vigo una nueva campaña Descarsel. La ciencia sale en auxilio de la flota tratando de ayudar a mejorar la selectividad de las redes de arrastre de fondo. Hasta el 9 de septiembre, a bordo del buque oceanográfico Miguel de Oliver, catorce científicos del Instituto Español de Oceanografía (IEO) de Vigo estudiarán en el Cantábrico-Noroeste cómo reducir los descartes en esa pesquería.

Trabajarán en el litoral, en la plataforma de Galicia oeste y del Cantábrico occidental, hasta una profundidad de 500 metros. Se proponen probar redes que atrapen fundamentalmente las especies objetivo, analizando también la supervivencia de algunas que llegan a bordo vivas. El investigador Julio Valeiras, jefe de la campaña, pone ejemplos: «Rayas y cigalas vivas pueden ser liberadas cuando no haya cuota o sean individuos pequeños. Para ello se mantienen en viveros a bordo, se monitorizan y se liberan marcadas al mar». En ediciones anteriores de Descarsel han comprobado que «un alto porcentaje de las rayas pueden sobrevivir si son manipuladas de forma adecuada», explica. Así los arrastreros pueden acogerse a las exenciones a la obligación de desembarque de todas las capturas, beneficiando al ecosistema, a la especie y al pescador, «porque puede devolver vivas al mar algunas especies sin consumir cuota, lo que contribuye a realizar buenas prácticas pesqueras», razona.

A bordo del Miguel de Oliver probarán las características selectivas de distintos copos de pesca, con diferentes tamaños de malla y armados con dispositivos selectivos como ventanas de escape de juveniles. Valiéndose de varias cámaras submarinas en diferentes puntos de la red y de la tecnología del buque, monitorizarán totalmente las operaciones de pesca. Así sabrán cómo responden los dispositivos selectivos, cómo se comportan los peces dentro del copo y cómo se mueven para intentar evadirse. De ese modo intentan sentar las bases para «diseñar artes más sostenibles y efectivas, con el objetivo de minimizar los efectos de la pesca en el ecosistema y los stocks». Al mismo tiempo detectarán áreas del caladero con alto riesgo de descartes.

Descarsel la organiza el IEO de Vigo y la cofinancian la Secretaría General de Pesca y el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca. Científicos y Pesca afirman que los resultados de la campaña se trasladarán a la Comisión Europea con idea de hacerlos valer en «la toma de decisiones en materia de gestión pesquera que permitan conjugar la sostenibilidad de los recursos y la supervivencia socioeconómico del sector».