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Todavía queda «Long Hope»

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

CESAR QUIAN

Exmarineros gallegos retoman sin apenas bajas la nueva normalidad con idénticas protestas contra Noruega y exigiendo a España que presione en la vía diplomática

18 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

«Se Noruega esperaba que o covid-19 nos levara por diante, que saiba que non, que aquí estamos todos», señala Alberto Paz, portavoz de la asociación de marineros gallegos que faenaron en mercantes noruegos sin generar derecho a pensión. Por desgracia, todos menos uno, al que no tumbó precisamente el coronavirus, sino otra enfermedad. Pero todavía queda Long Hope. Larga esperanza en una lucha que ayer estrenó nueva normalidad con idénticas protestas -una concentración ante las dependencias del consulado que Noruega tiene en la ciudad herculina-, pero con pancarta modernizada, renovados bríos y estrictas medidas preventivas, con mascarilla y guardando la distancia social mínima exigida. Puede que la pandemia haya interrumpido el proceso, pero «nin Noruega nin a covid-19 son quen de nos tombar. A loita continúa!», reza la nueva pancarta que ayer desplegaron ante los representantes del país nórdico en Galicia. En gallego y en inglés, para que el mensaje llegue a la Administración noruega, contra la que llevan ocho años pleiteando para que les reconozca el derecho a percibir una pensión de la que ahora no disfrutan porque los exmarineros no tenían fijada su residencia en el país. El hecho de que los trabajadores noruegos sin domicilio en Noruega sí tuviesen acceso a la prestación cuando unos y otros pagaban impuestos a Oslo supone una discriminación por razón de nacionalidad. Noruega no lo ha entendido así y ha rechazado todas las demandas en cada una de las instancias judiciales ante las que fueron presentadas. 

Admisión a trámite

La asociación Long Hope confía en tener en octubre la respuesta del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo, al que han podido acudir después de agotar la vía judicial en el país nórdico, hace ya un año. Alberto Paz cree que hay elevadas posibilidades de que la demanda sea admitida a trámite: «A cousa pinta ben, porque senón xa estaría de volta». Es decir, que de haber sido rechazada ya les habría sido comunicado y no se le habría pedido, como así ha sido, un poder notarial al presidente para representar ante el tribunal de Estrasburgo a los 212 afiliados a Long Hope que están pleiteando. Son indicios esperanzadores, en opinión del colectivo que no duda de una victoria en esa instancia, dados los antecedentes: «Xa admitiu 40 demandas contra Noruega por atentar contra os dereitos humanos e dos dez xuízos que houbo, perdeu oito».

Con todo, sigue habiendo una fórmula para evitar la vista y poner fin a una espera tan larga como su esperanza pero que dada la avanzada edad de los afectados requiere cierta premura. Esa solución es un acuerdo bilateral entre España y Noruega que podría fin a la disputa. Por eso desde Long Hope exigen al Gobierno que no se duerma en los laureles y que continúe buscando esa salida negociada a través de la vía diplomática. Y, por supuesto, que el compromiso que adquirió en su día: personarse en la causa en cuanto la demanda de los exmarineros sea admitida a trámite.