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España peleará para que lo «verde» de la pesca no engulla su lado socioeconómico

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

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La secretaria general critica el sesgo medioambiental de las propuestas de Bruselas

26 jun 2020 . Actualizado a las 15:48 h.

Quienes durante el estado de alarma salieron a aplaudir a las ocho de la tarde, pocas veces se acordaron de que entre los trabajadores esenciales estaban los pescadores, por más que alguno de los confinados se asomase a la ventana con las comisuras llenas de migas del bocata... de sardinas. Ha sido ahora, en la nueva normalidad, cuando se ha escuchado la ovación para esos otros héroes que se expusieron al peligro de un virus tenaz y pertinaz para alimentar a una población confinada. Fue este un aplauso telemático, lanzado en el marco de las jornadas Expomar, las 27 en número de ediciones y las primeras virtuales, que contaron con un público acérrimo y fiel, el mismo que en la antigua normalidad estaría sentado en la cofradía local.

Todos los ponentes, empezando por la secretaria general de Pesca, Alicia Villauriz, vitorearon a un sector que «ha sabido transmitir confianza y seguridad» en esta crisis y que ha sacudido conciencias para poner en foco la importancia de la soberanía y la seguridad alimentaria, la tranquilidad que da tener la certeza de que va a haber comida.

Y, sin embargo, todo ese esfuerzo no se ha visto compensado. Al contrario, los hay que han tenido que afrontar pérdidas. Si la mejor recompensa sería «comer más pescado», ofrecer un precio justo, también. Porque si bien ha habido momentos en que las cotizaciones paliaron el esfuerzo, «desde hace seis semanas no remontan», advirtió Javier Garat, secretario general de Cepesca.

Y si bien la Comisión Europea sorprendió con la agilidad con la que salió al rescate del sector, no menos prisa se dio para retomar su Pacto Verde y soltar dos brochazos de ese color con las estrategias de la Granja a la Mesa y la de Biodiversidad. Los pincelazos de esta última amenazan con restringir a la pesca el 30 % de las aguas comunitarias marinas y declararla actividad non grata en el 10 % de las mismas.

Otra vuelta de tuerca

La directora xeral de Pesca, Mercedes Rodríguez, recordó todas las vueltas de tuerca que se han dado en la política comunitaria para convertir a los pescadores al ecologismo: «Primero, el principio de precaución, con su Flim (límite de mortalidad pesquera) y FPA, después la horquilla del rendimiento máximo sostenible (RMS), ahora pescar por debajo de ese límite... Siempre obstáculos y problemas», como si los pescadores fueran un problema cuando, en realidad, son parte de la solución», apostilló Gerald van Balsfoort, presidente de la Alianza Europea de la Pesca (EUFA), las palabras de la directora xeral de la Consellería do Mar. «Un pescador es un ecologista porque le va la vida en ello», sentenció Rodríguez.

En ese sentido, la secretaria general de Pesca, quien desgranó los retos que tiene por delante el sector en este ¿y ahora, qué? -lema de las jornadas-, señaló que la sostenibilidad medioambiental está perfectamente integrada en la política común de pesca (PCP) y ahora la asignatura pendiente es integrar la vertiente «económica y social» para lograr el equilibrio. Porque la sostenibilidad todavía cojea por esos dos pilares. Para muestra, las estrategias Biodiversidad y De la Granja a la Mesa, una mesa que habrá que calzar por los lados social y económico cuando llegue la hora de ponerles el mantel de las propuestas legislativas. Y la necesidad de integrar esas dos vertientes en un mensaje que se entiende solo por el lado verde no debe restringirse a Europa, sino extenderse hasta alta mar. A ese tratado sobre Biodiversidad que se negocia en Naciones Unidas y que, advirtió Villauriz, no debe dejar al margen a las ORP (organizaciones regionales de pesca), expertas en pesca y capaces de matizar el sesgo verde que lleva ahora ese BBNJ y que amenaza con engullir al sector pesquero. Llamó asimismo a hacer valer su peso en la Economía Azul, que no solo la pintan de ese color las actividades emergentes, pues, recordó Villauriz, la pesca representa el 11 % y, por tanto, habrá que trabajar para que el sector no se diluya ni en el verde, ni en el azul.

«Brexit»: «El juego comienza la semana que viene»

La pandemia ha tenido el poder de concitar toda la atención del mundo. Hasta tal punto, que incluso el brexit dejó de estar entre las principales preocupaciones de la población del Reino Unido. Pero ahora que ya se está tratando de recuperar la normalidad, la desconexión británica ha aparecido en la lista de asuntos pendientes. «El juego empieza la semana que viene», señaló Gerald van Balsfoort, en alusión al nuevo calendario de negociaciones que publicó el Reino Unido. Y como se difundió días después de que Boris Johnson anunciase que «nos hace falta un tigre en el motor» (en alusión a un anuncio televisivo de un aceite de coche en los ochenta) se presentan «intensas». 

Las posturas en pesca difieren «180 grados». El Reino Unido pretende negociar cada año el acceso a las aguas y el reparto de cuotas, rechaza la estabilidad relativa y quiere que se repartan los cupos en función de donde se encuentren los stock. Y tras cuatro rondas de negociaciones, España «no está satisfecha con los progresos», admitió Villauriz. Pero tanto esta como Van Balsfoort saben que «la pesca es prioritaria para la UE» y así se lo dejaron claro a Michel Barnier once Estados miembros: no hay margen de cesión en esta cuestión. No habrá acuerdo de libre comercio si antes no se cierra el pacto de pesca. Y este debe ser a largo plazo, «con licencias por al menos 25 años» y una negociación anual de los TAC. Ahora se verá qué tigre ruge más.