Patrocinado porPatrocinado por

Mar y sector pactan reducir a un mes la veda de este año para el pulpo

e. abuín / S. serantes REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MARTINA MISER

Arrancará el 29 de mayo hasta el 1 de julio, fecha en que se abrirá también la nécora

13 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

La duración de la veda de este atípico año fue el principal punto de disensión para cerrar el plan experimental para la gestión del pulpo en Galicia. La mayor parte del sector porfiaba en que un mes era suficiente, toda vez que ya ha transcurrido casi medio mes de mayo, uno en los que el cefalópodo suele estar prohibido a la extracción. La Consellería do Mar, sin embargo, planteaba que el tiempo estimado para permitir la recuperación del recurso es de 60 días. Pero decidió dar su brazo a torcer. Tuvo en cuenta «a boa evolución» de la que ha hecho gala la especie, «constatada con datos estatísticos, e a mellora de capturas nos derradeiros meses» y, sobre todo, atendiendo a la «situación excepcional derivada de la pandemia del covid-19» aceptó que la veda durase solo un mes.

Cuatro semanas que comenzarán a contar el próximo 29 de mayo, fecha a partir de la cual estará prohibido extraer cefalópodo de aguas gallegas. Y comercializarlo. Los últimos ejemplares podrán venderse el día 30 en el caso de aquellas lonjas en las que haya subasta el sábado. Un veto que, por supuesto, se hace extensivo a la pesca marítima de recreo. Incluso estará censurado desembarcar pulpos que puedan caer de forma accidental en otros aparejos que no sean la nasa, que, por cierto, tendrán que ser traídas a puerto. Todas. Como siempre.

Como siempre quedan las demás medidas del plan para la temporada 2020-2021, que arrancará el 1 de julio, cuando se abra también la campaña de la nécora y repartir así la presión pesquera sobre dos de los recursos más preciados por el sector artesanal.

Topes tras la veda

También se mantienen los cupos de años anteriores. Cuando se vuelva a capturar cefalópodo, las embarcaciones podrán coger un máximo de 30 kilos por barco y día, a los que sumar otros 30 por cada tripulante enrolado y que esté a bordo, con un tope de 210 kilogramos por jornada. Ese límite estará vigente hasta el último día de agosto. Con septiembre se podrá descargar más pulpo: 50 kilos por barco cada jornada y otros 50 por tripulante, con un límite máximo de 350 kilos.

El número de nasas permitidas por embarcación tampoco varía: se deja entre las 175 de las más pequeñas que faenan en el Cantábrico y las 660 que podrán llevar los buques de más de 10 toneladas de registro que operen entre Baldaio y Ortigueira (desde Pedra do Sal hasta la isla San Vicente). Horario (de 6.00 a 16.00), calado de nasas, talla mínima (1 kilo, ya sea entero o eviscerado)... Sin cambios.

Mar achaca a los planes del pulpo anteriores esa «lixeira recuperación» que aprecia tanto en el stock como en los precios que se obtienen en venta. Y es cierto que las cotizaciones estaban dando una alegría a la flota. Pero el estado de alarma truncó la progresión. Si bien las primeras semanas del confinamiento y del cierre hostelero mantuvo el tipo, en cuanto las congeladoras se fueron llenando, la cotización cayó en picado.

 José Manuel Rosas, patrón mayor de Bueu, cifraba en 3 euros la pérdida de valor por kilo que ha sufrido el cefalópodo en su lonja en algunos tamaños. «O que vendíamos a máis de dez euros está agora a 7,30». Eso sí, aguantan la media porque han organizado una subasta para el mercado local con el tamaño más asequible para los hogares y han conseguido que ofrezcan 8 euros e incluso más por aquellas piezas que antes las empresas frigoríficas paraban en 5.