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Blindados con cuarentenas, test y aislamiento 200 cotizados gallegos que zarpan rumbo a Israel

Carlos Punzón
c. punzón VIGO / LA VOZ

SOMOS MAR

Óscar Vázquez

08 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Cinco días de cuarentena en dos hoteles de Vigo y uno de Padrón, test masivos y aislamiento del resto de la sociedad hasta embarcar en los muelles de Bouzas. Doscientos trabajadores gallegos han pasado en los últimos días por un blindaje casi total frente al coronavirus para certificar que la pandemia no afectará al buque Solitaire, un gigante de 300 metros de eslora y 40 de manga, que hoy parte del puerto de Vigo rumbo a Israel para actuar en la reparación de gasoductos submarinos.

El contingente de tuberos, soldadores, mecánicos y gruistas fue conducido desde sus hoteles de reclusión en varios autobuses escoltados por la Policía Nacional incluso. Nada más entrar en el barco, un nuevo análisis loss aguardaba para certificar el resultado negativo de los realizados durante la cuarentena. Todo un complejo operativo dificultado por la falta de plazas hoteleras, ante el cierre de la mayoría de los establecimientos, y el aislamiento al que la empresa holandesa Allseas decidió someter a sus empleados para garantizar que con ellos no embarcaría también el virus que podría desbaratar las ocho semanas en las que los especialistas gallegos trabajarán en el buque de colocación y reparación de tuberías.

Esta vez el barco vino a ellos, en lugar de seguir los trabajadores las rutas aéreas habituales desde los aeropuertos gallegos. Evitar enlaces en diversas terminales que podrían multiplicar el peligro de contagio, al tiempo que ni hay vuelos disponibles y muchos países impiden la llegada de viajeros procedentes de España, hizo que el Solitaire recalase esta vez en la terminal de embarque de coches de Bouzas hasta que hoy parta a primera hora de la tarde, inicialmente hasta llegar a Chipe, para recoger allí a más trabajadores, y luego ya hacia las aguas de Israel.

Los mejores del mundo

«Los especialistas en tuberías marítimas profundas de Galicia tienen acreditado estar muy por encima en calidad y eficiencia de los del resto del mundo», aseguraba a pie de muelle ayer el coordinador del operativo de embarque de la empresa International Marine Offshore (IMOS). Otros países cuentan con mano de obra en el sector con menos costes laborales para la instalación y reparación de tuberías marinas, pero Allseas opta históricamente por los profesionales de Galicia para sus trabajos en canalizaciones y plataformas marinas. La misma multinacional, presente con sus trabajos en todo el planeta, fletó ya durante el estado de alarma tres vuelos para repatriar a Galicia a sus trabajadores ante el cierre de fronteras y cancelación de vuelos.

Los especialistas embarcados ayer, todos gallegos menos dos asturianos y uno vasco, proceden de diversos puntos de la comunidad, «desde A Guarda a Ribadeo», señala el jefe del operativo recalcando de nuevo la calidad de los trabajadores que uno a uno subían ayer por las pasarelas del barco pertrechados con mascarillas y aún un largo viaje por delante. La singladura hasta Israel durará unos veinte días, tiempo en el que parte de la tripulación se ocupará en la preparación del buque para los trabajos submarinos.

El Solitaire, con bandera de Malta, cuenta con un calado de 15 metros y añade a sus 300 de eslora 104 más con la maquinaria de colocación de tuberías, trabajo en el que está especializado en grandes profundidades y una alta velocidad en la colocación de piezas, al llegar a superar los nueve kilómetros por jornada. Construido en 1972 en Japón inicialmente como granelero, el buque puede albergar a 420 tripulantes. La compañía Allseas emplea a 4.000 personas y ya ha instalado más de 20.000 kilómetros de tuberías submarinas en todo el mundo y cuenta entre su flota con el mayor buque de construcción del mundo, el Pioneering Spirit, con 382 metros de eslora y 124 de ancho.