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Un positivo de coronavirus que resultó negativo en el segundo análisis paraliza a un pesquero en Burela

s. s. BURELA / LA VOZ

SOMOS MAR

En una zona del muelle precintada por la Guardia Civil sigue el Carla, confiando en que el próximo día 27 le permitan reanudar la actividad
En una zona del muelle precintada por la Guardia Civil sigue el Carla, confiando en que el próximo día 27 le permitan reanudar la actividad Pepa Losada

Test PCR indican que ninguno de los 16 tripulantes del Carla está contagiado, pero siguen en cuarentena

21 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

De bandera francesa y propiedad de un armador asturiano, el palangrero de fondo Carla inicia su segunda semana de paralización forzosa en el puerto de Burela, en A Mariña. Fuentes sanitarias gallegas confirman que ninguno de los 16 tripulantes está contagiado de coronavirus, según los test PCR que les fueron practicados el pasado martes por personal del Hospital da Mariña. Según los tripulantes, ninguno presenta síntomas. Aun así, como uno dio positivo en una prueba realizada en Avilés dos semanas atrás, Sanidad Exterior les prohíbe regresar a los caladeros comunitarios donde faenaban.

Aplica el protocolo, según el cual, por prevención, quienes están en contacto con diagnosticados de COVID-19 deben permanecer catorce días en cuarentena. Se cumplirán el próximo lunes, 27, cuando confían en reanudar la actividad. Dependerá del análisis de las muestras que prevén tomarles a finales de esta semana, apuntan desde la Capitanía Marítima de Burela.

Inicialmente se planteó la posibilidad de que pasasen la cuarentena fuera de la embarcación, en sus domicilios o juntos en algún alojamiento público o privado. Ambas opciones han sido descartadas, eligieron aislarse a bordo. Un precinto de la Guardia Civil impide la entrada y salida de la zona del muelle burelense donde está amarrado el barco.

Al Carla lo tutela Sanidad Exterior porque cuando se detectó el positivo por coronavirus faenaba en aguas internacionales, frente a la costa francesa. Por precaución, el armador les había encargado hacerse las pruebas de COVID-19 a los tres hombres que se incorporaron a la tripulación el día 9. Al conocer el contagio, ordenó regresar anticipadamente al puerto burelense, donde suele operar. Tras comprobar que los 16 no estaban infectados ni mostraban indicios de la enfermedad, pretendían retornar al caladero. Por si surgía algún contratiempo de salud, faenarían cerca de la costa, a unas ochenta millas de puerto. No lo se lo permitieron, con las consiguientes pérdidas económicas para el empresario y su personal.