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La planta de Isidro 1952 fabrica esta semana sus últimas bandejas de sushi

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

CEDIDO

La actividad piscícola se mantiene mientras se busca una solución a los besugos vivos

12 mar 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay quien sostiene que Isidro 1952 se adelantó a su época. Que se volcó en el sushi y los platos preparados de pescado antes de tiempo. Antes del bum de los lineales de libre servicio, cuando los ritmos de vida todavía dejaban algo de tiempo para ponerse a la cola de la pescadería. Y cuando ese rincón del supermercado comenzó a ser más concurrido, la compañía con sede en Cambre ya estaba demasiado asfixiada por una deuda que no dejaba entrar más oxígeno financiero. 

Así que la aventura que la empresa inició en el 2014 cuando aún se llamaba Isidro de la Cal y que reforzó dos años después, con la reestructuración de la empresa, el cambio de apellido por la fecha de fundación y la apuesta por el sushi, acabará esta semana. Hay pedidos hasta el viernes, apuntaron fuentes de la plantilla que, no obstante, sospechan que las últimas bandejas de producto se fabricaron ayer y que las líneas quedarán paradas hasta que llegue un nuevo comprador. 

Lo cierto es que casi era un milagro que la producción saliese adelante. Varios trabajadores desistieron de seguir acudiendo a la planta para estar de brazos cruzados. Entre ellos, personal de mantenimiento de las líneas. De todos modos, ya no quedaba gas para la máquina de soldar, con lo que tampoco se podría reparar una avería.

La plantilla ve hasta con cierto alivio el paro de las máquinas por lo que supone de dejar de alimentar la deuda. Los trabajadores rechinaban los dientes con cada partida de arroz y salmón que entraba en la planta para fabricar unas piezas de sushi por cuya producción llevan sin pagarles desde mediados de noviembre. 

Segundo ERE

Una vez resuelto el primer ERE, que afecta a 122 personas, se supone que se aliviará su situación, pues podrán al menos cobrar el paro. Pero todavía no han recibido la carta y como se demoren demasiado, es probable que añadan un mes más a esa falta de ingresos.

El segundo ERE de extinción iba a empezar a tramitarse el martes pasado, pero quedó aplazado al no estar presentes los miembros de la comisión negociadora. Este nuevo proceso afectaría a los supervivientes del primer ERE, unas 80 personas, a excepción de 7 personas, los trabajadores de las piscifactorías. Porque mientras no se encuentre una «solución ordenada» para el pescado vivo alguien tiene que quedar para mantener las instalaciones, apuntan fuentes del comité. Y, de paso, de darles de comer, ahora que han vuelto a recibir alimento. Después de las advertencias de la Consellería do Mar, que detectó ciertas infracciones de las normas sobre bienestar animal, el administrador concursal autorizó la compra de pienso para engorde del en torno a un millón de ejemplares que todavía deben llegar a talla comercial. Lo comerán dos días a la semana.