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El nuevo dueño de Isidro 1952 prevé «abrir nuevos mercados y diversificar clientes» para salir de la crisis

La Voz REDACCIÓN

SOMOS MAR

MARCOS MÍGUEZ

Prorroga diez días el ERE, pero comunica su intención de retirarlo y mantener los puestos de trabajo

21 ene 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Jornada intensa ayer para el empresario que ha pactado la compra de Isidro 1952 -antigua Isidro de la Cal-. Mantuvo reuniones con el comité, con el equipo que negocia el ERE que todavía está encima de la mesa y con los trabajadores. Y en todas, las palabras de Carlos García Martín fueron toda una declaración de «buenas intenciones», explica Arturo Julián Vázquez, secretario xeral de la Federación de Industria de CC. OO. Coruña. Según trasladó a unos y otros, su intención es «mantener los puestos de trabajo en su totalidad», sin ejecutar despidos ni modificación sustancial de las condiciones de trabajo. En este sentido, se acordó prorrogar en diez días el ERE y los sindicatos confían en que se materialice su palabra «y que no lleve adelante» la medida presentada para 136 de los 223 empleados que conforman la plantilla de Isidro 1952, y que afectaba tanto a la fábrica de Cambre, como a los distintos centros de acuicultura, pues produce trucha, rodaballo y besugo.

Pero que haya aparecido un comprador justo en la antesala del concurso de acreedores deja muchas dudas en el aire, a juicio de los trabajadores. Suponen que «tendrá que analizar mucha documentación, estudiar la situación financiera, negociar con los acreedores, con los trabajadores...» Por eso que se muestran no escépticos, pero sí cautelosos y, sobre todo, expectantes, confiando en que «esas buenas intenciones se materialicen», explica Julián.

Por lo de pronto, «se ha reactivado la distribución y logística», de modo que ya será posible retomar la actividad en la planta de sushi y de platos preparados. Según trasladó a la plantilla el nuevo dueño de Isidro 1952, para salir de la crisis, la intención es abrir nuevos mercados y, sobre todo, diversificar clientes, para no estar cautivo de un único comprador. En el caso de la compañía de Cambre, prácticamente toda la producción se fabricaba para Lidl, que en el último año redujo su volumen de pedidos, a lo que se sumó la crisis de Dia, su otro gran cliente. Ambas circunstancias desembocaron en que las ventas de la compañía cayeron en un año un 30 %.