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Toneladas de marrajo, retenidas por falta de un sello que España no sabe expedir

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Chelonia

Indignación de los armadores, que no pueden vender en plena campaña de Navidad

29 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Toneladas de marrajo capturado con posterioridad al 26 de noviembre están retenidas en puertos y frigoríficos sin poder ser comercializadas por una cuestión de «verdadeira incompetencia», en palabras de Sergio López, gerente de la Organización de Productores Pesqueros de Lugo (OPP-7), con casi una veintena de palangreros de superficie afectados por el problema. La cuestión es que desde esa fecha, esta especie debe ir acompañada de un certificado que España, a estas alturas, cinco meses después de haberse adoptado la decisión, todavía no tiene demasiado claro cómo debe expedirlo. Lo peor: que hasta después de Navidades no parece que vaya a haber solución.

Para entender el origen del problema hay que remontarse al pasado mes de agosto, cuando tras años de presión ecologista, las organizaciones conservacionistas consiguieron incluir el marrajo dientuso, no en la lista roja de especies amenazadas de extinción, pero sí en el apéndice II de la CITES (Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres). Figurar en ese apartado no implica la prohibición de capturar la especie, pero introduce más controles en su comercio, exigiendo que, desde el pasado día 26 de noviembre, el producto lleve un certificado CITES. Lo que no se esperaban los armadores es que esas mayores trabas acabasen en paralización total de la exportación e importación en plena campaña navideña.

Los contenedores que llegan con marrajo capturado antes de esa fecha, no tienen problema. Se comercializan como siempre. Pero los envíos con producto posterior al 26 de noviembre necesitan ese «dictamen de extracción no perjudicial que deberá realizar la autoridad administrativa CITES» en España, que recae en la Secretaría de Estado de Comercio. Esta, acostumbrada a certificar cuernos de rinoceronte y otros productos exóticos, «no está tan familiarizada con el trámite» que requiere una especie comercial como es el marrajo, con transacciones «a diario», explica Juana Parada, gerente de la Organización de Palangreros de A Guarda.

«Mutismo preocupante»

Pero no se queda ahí la cosa, porque, aunque el Ministerio de Agricultura y Pesca avala que ya existen medidas de gestión y que las capturas son legales, y Comercio también autorizaría el comercio, se precisa un informe de Transición Ecológica, autoridad científica CITES en España. Y el departamento de Teresa Ribera ya no tiene tan clara esa presunción de extracción no perjudicial y muestra «un mutismo preocupante», dice Parada. Así es que, «justo en Navidades, la producción está parada hasta que unos y otros se aclaren».

Todavía hay un segundo frente abierto. Y es que si a nivel interno España no se consiguen aclarar sobre la cuestión de a qué organismo compete emitir ese certificado CITES, tampoco están resueltas las dudas con Portugal. Ocurre que los puertos de Azores y Leixões recepcionan muchos de los contenedores que manda la flota gallega para su posterior envío a Vigo, donde se centraliza la subasta y expedición de la especie. Pues resulta que la Administración portuguesa tampoco tiene claro si es ella la que tiene que otorgar el sello, si debe expedir el certificado el país de bandera del barco (España, en este caso) o si corresponde al de destino de la mercancía, que también es España. Y así, unos por los otros, toneladas de marrajo retenidas.

La Administración conminó al sector a estar «tranquilos» porque «no iba a haber problemas»

Las toneladas de marrajo presas de «un montón de dudas y lagunas» burocráticas van a ir aumentando si el problema no se resuelve con agilidad. Mientras tanto, «los frigoríficos se van quedando sin espacio, los comercializadores están preocupados y los productores aún más, explica Juana Parada. La indignación es mayor, si cabe, porque ya en agosto, nada más aprobarse la medida por la Conferencia de Partes de la CITES, los armadores afectados consultaron a la Administración qué consecuencias podría tener esa catalogación: «Nos contestaron que simplemente había que emitir un certificado y que podíamos estar tranquilos», expone Parada. Ahora, tras pedir una reunión urgente, las respuestas son ambiguas y nadie acaba de aclararse.

«O problema é que hai veces que, ao mellor por 600 quilos de marraxo, están parados 3.000 de peixe espada ou doutra especie», comenta Sergio López, en cuya organización hay varios casos de contenedores retenidos. Algunos lo solucionan mandando la mercancía al frigorífico y dando curso a parte de la mercancía, dejando los kilos de marrajo a la espera de una solución administrativa.

El secretario general de Cepesca, Javier Garat, señaló que las reticencias del Ministerio de Transición Ecológica a emitir informes favorables carecen de sentido. Conminó al departamento de Ribera a contactar con el IEO de A Coruña, donde está el mayor especialista en especies altamente migratorias como el marrajo, y agilice los trámites, pues lo único que se hace es frustrar y causar perjuicios económicos a pequeñas empresas «que están haciendo las cosas bien».