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Galicia consigue «manter o barco a flote» al suavizarse los recortes en merluza y jurel

i. Sánchez Artero BRUSELAS / E. LA VOZ

SOMOS MAR

Los ministros tuvieron en cuenta el impacto socioeconómico para fijar las cuotas del 2020

18 dic 2019 . Actualizado a las 19:51 h.

Contra todo pronóstico, los ministros de Agricultura y Pesca de los Veintiocho han conseguido calzar la mesa de la sostenibilidad pesquera, equilibrando al máximo las patas medioambiental, social y económica. Costó tiempo. Casi veinte horas continuadas de negociación, tras las cuales, Jari Leppä, ministro finlandés del ramo y presidente de turno del Consejo, compareció -ya a primera hora de la mañana de ayer- para anunciar precisamente eso: que ha costado, pero «se ha logrado conciliar los objetivos de la política común de pesca -la sostenibilidad ambiental y socioeconómica- para beneficio de los stocks, del sector pesquero y de los ciudadanos europeos en general».

En eso insistió el comisario, Virginijus Sinkevicius, satisfecho porque, tras largas e intensas negociaciones, a las 6.28 horas del miércoles, la pesca había entrado «en una nueva era», puesto que las flotas europeas pescarán el año que viene dentro del rendimiento máximo sostenible (RMS). Y, para pasmo de Galicia, sin que su sector saliese tan lesionado como esperaba de un Consejo difícil y complicado para fijar los totales admisibles de capturas (TAC) y cuotas en el Atlántico nororiental y el mar del Norte para el 2020.

«Mantemos o barco a flote», dijo la conselleira de Mar, Rosa Quintana, que se mostró satisfecha tras conocer cómo se había resuelto una propuesta que, tal y como estaba redactada en octubre, suponía «un tiro á liña de flotación do noso barco».

Después de dos jornadas de infarto, donde el bacalao del céltico acaparó todas las miradas, España pudo al fin respirar tranquila, complacida con los resultados, calmado ya el miedo inicial a que el comisario recién aterrizado no consiguiera entender el triple pilar de la pesca.

El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación en funciones, Luis Planas, valoró positivamente un acuerdo que «permitirá el normal desarrollo de la actividad de la flota española y garantizará que se pueda llevar a cabo en buenas condiciones durante el 2020».

En la propuesta aprobada, el jurel del sur ha pasado de estar amenazado con un tajo del 50 % en el TAC a salir con un incremento del 24 %, tal y como había defendido la delegación española a lo largo de toda la negociación. España cree que la especie se ha salvado del recorte al quedar demostrado que había un error de interpretación en el informe científico. No se ha podido librar de la siega el jurel del Cantábrico, que baja un 40,7%. Sin embargo, como adelantó la conselleira, se ha aprobado una mayor flexibilidad que permite equilibrar las posibilidades de pesca entre las dos unidades de gestión de la pesquería a través de un incremento de las condiciones especiales.

Pelea por la merluza

La merluza ibérica era otro de los desvelos. España se resistió a aceptar la oferta de rebajar un 10 % que recibió de la presidencia finlandesa a primera hora del martes. Su objetivo era suavizarlo hasta el 3 %. No pudo ser, pero «desde el recorte del 20 % sugerido por la Comisión en octubre hemos conseguido un -5 %, aunque realmente es el -3 % que defendimos, con 2 puntos de diferencia en materia de descartes», aclaró el ministro.

La merluza del Gran Sol sí salió trasquilada en un 20 %, aunque Planas considera que es «suficiente para las necesidades de la flota española». Quintana, por su parte, insistió en la importancia que esta especie tiene para intercambios con otros países de cara a negociaciones futuras.

Pocos avances ha habido con la cigala del Cantábrico, aunque Bruselas y Madrid se han comprometido a continuar trabajando a través del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y el sector, para presentar nuevos datos y revisar, si fuera oportuno, la recomendación científica actual. La pesquería lleva cerrada desde el año 2017 y, a priori, se espera que la situación no cambie en los próximos tres años.

Las negociaciones se atascaron el martes en el mar Céltico. Y es que la Comisión Europea se ha mostrado muy exigente con la aplicación de determinadas medidas técnicas que, a su juicio, ayudan a proteger al bacalao, que se encuentra en una situación biológica complicada. Al filo de la madrugada, Francia tragó con una serie de medidas de estímulo para la población afectada y con mejoras en la selectividad.

 

En vilo por la anchoa

El sector deberá esperar un poco todavía para conocer la cuota de la anchoa de la zona IXa, que se fijará entre el 1 de julio y el 30 de junio del año siguiente, que será cuando el Consejo disponga de los datos científicos necesarios para evaluarlo.

El TAC de xarda sube un 41 % respecto al año pasado, tras varios años consecutivos de rebajas. La bacaladilla también celebra un ligero incremento del 3 %. Menos suerte ha tenido el lenguado de caladero nacional. El acuerdo cerrado el miércoles fija en un 20 % el tajo, que la Comisión había cifrado en octubre en un 40 %.

El ministro ha insistido en un enfoque conservacionalista, consciente de que el «futuro de los océanos y mares está ligado a una pesca sostenible». Por ello ha defendido una «explotación racional como único método para la preservación del medio ambiente y la biomasa».

A salvo del «brexit»

Los acuerdos cerrados ayer están acordados con el Reino Unido. Por tanto, el inminente divorcio entre el Reino Unido y la UE no restaría vigencia a las cuotas acordadas y se mantendrá el acceso de la flota europea durante el 2020. Será a lo largo del año que viene cuando ambos bloques se sientan en la mesa a debatir las futuras relaciones a partir del año 2021.