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El mejor percebe de O Roncudo apenas rozó los cien euros en la lonja de A Coruña

Cristina Viu Gomila
Cristina Viu CARBALLO / LA VOZ

SOMOS MAR

Ana Garcia

Kilómetros en coche y carreras al límite para no conseguir alcanzar el cupo permitido

18 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«Levantabas a cabeza e xa había que marchar». Rober Vidal lleva dos días trabajando así, al límite, salvando el pellejo a base de carreras agotadoras y sumando en ambas jornadas apenas 16 kilos de percebe, a repartir con su hermano, a base de recorrer kilómetros en coche, de un emplazamiento a otro, en busca de un hueco entre olas gigantescas. Los 8 kilos que logró arrancar de mala manera a O Roncudo salieron de la lonja del Muro, en A Coruña, a entre 80 y 100 euros. Volverá hoy y mañana, pero cada día que pase hasta la Nochebuena será peor.

Con vientos del sur de más de 40 nudos habrá esta mañana pocas posibilidades de obtener la piña que le salve el año. Por eso quieren tentar de nuevo la suerte el sábado. La idea es ir tras la marea hasta las 18.30 horas, cuando la bajamar coincidirá con la falta de luz. Es un riesgo, pero en eso consiste ser percebeiro. Será más fácil que el día 23, cuando será el mar el que irá pillando a los mariscadores desde las 7.30 horas, abriendo el día.

Son mareas muertas, de poco más de un metro, y, por encima, con el mar llegando casi al monte a causa del temporal. Imposible sacar los 6 kilos del tope en estas circunstancias, pero el problema es que tiene que ser ahora, porque la Navidad afloja los bolsillos y abre las ganas de disfrutar de los percebes. En enero y febrero ya no habrá nada que hacer y será preciso esperar a julio para volver a O Roncudo, el buque insignia del marisqueo en la Costa da Morte, el topónimo mágico hace subir unos euros la cotización de los crustáceos.

La jornada de ayer fue especial. El mar estuvo algo mejor que el lunes, el primer día de la campaña en el más famoso banco percebeiro de Galicia. La cofradía de Corme solicitó un horario especial a la Consellería do Mar. La jornada de trabajo comenzó 150 minutos antes de la bajamar y terminó con el mismo margen. «Fíxonos falta todo o tempo», explicó el patrón mayor, Rober Vidal. Lo habitual es que el tiempo de faena sea de 90 minutos en torno al momento en que la marea está en su punto más bajo, pero el mal estado de la mar hace insuficiente este tiempo, sobre todo porque los mariscadores tienen que andar buscando puntos de cierta calma para poder aventurarse hasta las rocas percebeiras y eso implica perder muchos minutos en los trayectos.

Pobre Navidad

En todo caso, esta Navidad tampoco será buena en O Roncudo. No lo fue la pasada y la próxima se prevé aún más complicada, con mareas de 1,20 metros como máximo en los días previos a la Nochebuena, lo que hará casi inalcanzables los mejores percebes.

Quizá por eso, hubo que conformarse con cotizaciones rozando apenas los 100 euros, bastante bajas para esta época del año, pero altas si se tiene en cuenta que los ejemplares de mayor calidad quedaron protegidos por un mar que ayer seguía mostrándose extraordinariamente protector. La irrupción de la borrasca Elsa no augura nada bueno, pero en Corme lo seguirán intentando. Ayer se congregaron los 30 valientes dispuestos a jugársela.