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El cerco estalla ante la propuesta de rebajar más el cupo de sardina

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Ana Garcia

Frente a las 30.000 toneladas para el 2020 que pide el sector, el ICES plantea pescar menos de 4.142

15 dic 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Poco ha durado la alegría en casa del cerco gallego y luso. El subidón de saber que la sardina ha recuperado fuerzas, sorprendiendo a los científicos de uno y otro país (del IEO español y del IPMA portugués) con sus muestras de un reclutamiento como hacía lustros que no se veía, se vino completamente abajo al conocer el consejo que dan los expertos del ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar) sobre la cantidad que se debe capturar en el 2020 para recuperar la especie: 4.142 toneladas. Un cupo que es siete veces menor al que reclama el sector, asfixiado tras cinco años de continuos recortes y sacrificios.

El ICES obvia los buenos datos de reclutamiento -el informe recoge que podrán ser incluidos en el modelo en el futuro- y pone el foco en los demás indicadores, especialmente en el hecho de que el stock sigue en una dinámica de baja productividad, que los ejemplares de más de un año escasean y los de menos de esa edad también, y que el esfuerzo pesquero, aunque se ha rebajado, todavía está por encima de los niveles de sostenibilidad.

 Ni que decir tiene que el cerco de Portugal y de España ha reaccionado de forma furibunda: «Algo está podre en Dinamarca» -el ICES tiene su sede en Copenhague-, estallaron los portugueses agrupados en Anopcerco.

Su indignación es tal que no han dudado en poner en entredicho la profesionalidad de los expertos y califican la propuesta de «científicamente mediocre». Y lo es, dicen, porque «está basada en un supuesto sin fundamento científico y es totalmente desajustada a la realidad y a los datos». A juicio de los profesionales es inadmisible que el ICES se empecine en que la sardina está en niveles de baja productividad justo cuando los organismos científicos de España y Portugal acaban de certificar «una de las mayores de los últimos 30 años». Aún más, el cerco ibérico sostiene que el ICES alteró los datos sobre la biomasa de sardina adulta (más de un año) y en el informe hizo «desaparecer» más de 44.000 toneladas de sardina.

Así las cosas, los profesionales insisten en reclamar 30.000 toneladas para el 2020. Ahora vuelven la mirada hacia los Gobiernos de España y Portugal, que deberán decidir si defienden que se aplique el plan de gestión con sus medidas o se subordinan a un consejo sesgado que significa la muerte del sector.