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Última oportunidad a Islandia para evitar sanciones por la xarda

SOMOS MAR

PACO RODRÍGUEZ

Bruselas pide un tope de capturas máximo en aguas internacionales

17 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La guerra de la xarda es una guerra enquistada. Desde que la especie, empujada por el cambio climático, empezó a aparecer en aguas islandesas, el gobierno de la isla ha dificultado cada vez más su gestión.

La especie es muy codiciada en el mercado y las negociaciones para el reparto de cuotas en el seno de la Comisión de Pesquerías del Atlántico Nororiental (NEAFC) son un estorbo para los pescadores nórdicos, quienes en el mes de junio se reservaron para sí un total de 140.000 toneladas alegando autoritarismo y arbitrariedad por parte de sus vecinos.

Falta de escrúpulos

El problema no se limita al incremento unilateral de las posibilidades de pesca. El país nórdico pesca más del límite que se fija para sí mismo, lo hace fuera de sus aguas y se niega a sentarse a la mesa junto a la UE, Noruega e Islas Feroe, que sí firmaron esta vez un acuerdo para distribuir 922.064 toneladas del teleósteo. No es un problema de volumen, que también, sino de falta de escrúpulos.

Así lo señaló esta semana en la Eurocámara el responsable de la Comisión Europea, Norman Graham, quien propuso a la NEAFC fijar un tope a las capturas de xarda en aguas internacionales con el objetivo de «limitar la sobrepesca de Islandia» fuera de su jurisdicción. Los buques pesqueros vikingos acuden a otras áreas cuando escasea la materia prima. Nadie sabe cómo acabar con este pillaje. La flota europea lo tiene claro: Sanciones. Y las autoridades gallegas también: «O lóxico sería que houbese sanción (...) É necesario actuar de forma seria», asegura la Directora Xeral de Pesca, Mercedes Rodríguez.

El presidente de la Comisión de Pesca del Parlamento Europeo, Chris Davies, insistió esta semana en explorar esa vía: «Hemos debatido posibles medidas contra el país (…) Que Islandia pueda faenar y pescar más no justifica que un país de forma unilateral decida revisar al alza su cuota», sostuvo.

Ultimátum

La UE siempre se ha resistido a explorar herramientas punitivas contra Reikiavik, incluso ahora que han aumentado la cuota media al 21,5 %. El pulso le ha temblado menos a Bruselas cuando se ha tratado de castigar a la flota gallega, que sigue pagando a plazos la sobrepesca de hace diez años.

A pesar de la disposición de los eurodiputados a tomar acciones contra Islandia, Graham no lo tiene tan claro. Admite que las acciones «lamentables e injustificables» de sus autoridades «menoscaban los esfuerzos de la UE, Noruega e Islas Feroe», pero se inclina por dar una última oportunidad al diálogo: «En cuanto a las sanciones, es muy difícil proceder (…) Es un asunto peliagudo y complicado», justificó. ¿Sus excusas? Que la UE no tiene elementos para demostrar objetivamente la falta de cooperación.

Sobornos

La última llamada de atención a Islandia coincidió esta semana con la revelación de un escándalo protagonizado por la mayor compañía pesquera de la isla, Samherji. Su director ejecutivo, Thorsteinn M. B., habría pagado sobornos al gobierno namibio por valor de nueve millones de euros, según el Financial Times, a cambio de tener aseguradas jugosas cuotas de pesca en el país. La polémica, destapada por un antiguo trabajador de la empresa, arrastró consigo al ministro de Pesca del país africano y al titular de Justicia, Sacky Shanghala. Según el denunciante, Johannes Stefansson, «hacen lo que sea necesario para obtener los recursos naturales de otras naciones».