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La pesca, un mal campo para hacer carrera política

La Voz

SOMOS MAR

06 nov 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

«¿Cómo se trata o maltrata la pesca en el terreno político?» El periodista Xusto López Carril introdujo así el debate que sentó en la misma mesa a diputados y eurodiputados de distintas siglas que hablaron de cómo tratan ellos a la pesca, de la que han hecho su campo de trabajo, y de cómo se maltrata en las instituciones. «Quien quiera tener carrera política, mejor que no se dedique a la pesca», dijo Joaquín García Díez (PP). Porque la pesca solo copa titulares en caso de naufragios, derrames petroleros, secuestros o interviene por inmigración. Y ni así tiene el portavoz pesquero su minuto de gloria, porque habla «el de Interior, Inmigración... sobran voluntarios».

Díez echa de menos tiempos no tan lejanos en los que se sentaba al lado de rivales políticos de la talla del finado Ceferino Díaz o de Olaia Fernández (BNG), con los que, pese a las diferencias políticas, se podía llegar a consensos. Hoy se sienta al lado de portavoces a los que hay que hacer entender qué consecuencias socioeconómicas tiene, por ejemplo, pedir una gestión por encima del rendimiento máximo sostenible.

Según eso, Nicolás González (PSOE), la lleva clara. Acaba de debutar con eurodiputado miembro de la Comisión de Pesca y ya se ha dado cuenta de que «cheguei a Bruxelas sendo máis ecoloxista do que son agora», tras comprobar en primera persona la presión de los grupos conservacionistas para tratar de llevar la sostenibilidad al lado medioambiental. Antón Gómez-Reino (Galicia en común) incidió en esa falta de comprensión hacia la pesca al apuntar que «os lexisladores non coñecen ao sector» y eso es algo que hay que corregir, pero también señaló que la defensa del sector no está reñida con posiciones medioambientalistas o la defensa del pueblo saharaui.

El BNG siempre tiene la palabra pesca en la boca, no en vano está en el ADN de Galicia. La eurodiputada Ana Miranda recordó que hasta tuvo que llevar una red de xeito y a los xeiteiros para evitar que Bruselas la prohibiese. A su juicio, «fai falla un patrón ou unha patroa que mande».