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La flota exige para los pelágicos galos el mismo control que se aplica a la gallega

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

PESCA Y MARISQUEO

cedida

El arrastre urge al Gobierno que cambie la ley para el arrastre pueda descargar túnidos

18 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

El malestar entre la flota arrastrera gallega del Cantábrico Noroeste es patente, ante el trato desigual que, considera, se le está dispensando con respecto a otras banderas que también operan en el caladero y que, sin embargo, no están tan controladas como la que lo hace a las puertas de casa. La sensación arrecia ahora que cada vez con mayor asiduidad han empezado a encontrar entre sus capturas atunes podridos supuestamente descartados de forma irregular por los arrastreros pelágicos, principalmente franceses, que capturan bonito en el caladero del Cantábrico, pues aún disponen de cuota y todavía queda bonito para una costera que para los españoles acabó en agosto.

«A min non me fai mal que estean pescando no caladoiro franceses, irlandeses e portugueses. O que non entendo é por que o facemos con normas distintas. Se traballamos todos no mesmo sitio, teremos que ter unha lexislación non 17», induce Pablo Pombo, armador gallego. Pero no es así. Lo sabe por experiencia. Primero, porque al no tener bandera francesa o irlandesa, sino española, no puede usar arrastre pelágico, arte que está prohibido en España. Pero también porque ha tenido que pagar una multa por tener a bordo un pez espada y ahora está pendiente de recibir la propuesta de sanción después de que la Guardia Civil encontrase en uno de sus buques atracado en Corme otro ejemplar de emperador, pero también un patudo y un atún rojo. Curiosamente, si en su barco ondease la bandera portuguesa, ese expediente no existiría, dado que la normativa portuguesa permite descargar las capturas accesorias que el arrastre pueda tener de túnidos y afines. «Por que o portugués o pode vender e eu non? Se pescamos no mesmo sitio, descargamos en idéntico porto e vendemos na mesma lonxa».

Capturas accesorias

Tanto es así que, según datos de Pescagalicia, en lo que va de año se han subastado en el Muro casi 700 kilos de pez espada, por un importe que supera los 4.000 euros. Pocos en comparación con las once toneladas que se rularon en el 2017 con ingresos de más de 70.000 euros. Son todas «capturas accesorias descargadas en la lonja coruñesa por otras flotas comunitarias, principalmente barcos portugueses», apunta Juan Carlos Corrás, gerente de Pescagalicia.

Esta agrupación volvió ayer a insistir al Gobierno en la necesidad urgente de modificar la normativa para facilitar al arrastre ya no solo que pueda rentabilizar esa captura accesoria, sino impedir que se vea en el brete de tener que incumplir sí o sí la ley. Y es que si, como manda España, tira el pez espada o el atún por la borda, vulnera la obligación de desembarque que impone Europa. Si por el contrario acata las órdenes de Bruselas de descargar el ejemplar sujeto a cuotas y lo acerca a puerto, infringe la normativa española, exponiéndose así a una sanción de la Guardia Civil o de cualquier otro cuerpo inspector, a los que conminan a indagar si los franceses cumplen la obligación de desembarque en lugar de centrarse exclusivamente en la flota española.

Plan de gestión del Cantábrico

«Ao final o que nos queda é valorar cal vai ser menos gravosa», ironiza Pombo, que recalca un sinsentido que, según Torcuato Teixeira, secretario xeral de Pescagalicia, debe ser corregido sin dilación, dado que «a pesca non está en funcións». Y es que, precisamente, el borrador del nuevo plan de gestión del Cantábrico preveía facilitar esas descargas accesorias, pero el texto todavía está en tramitación y a la espera de un nuevo Gobierno.

La premura viene dada porque es ahora cuando el problema está en auge, dado que el caladero está lleno de bonito. «O mes que ven desaparecerá o túnido e nos olvidaremos do problema ata o ano», señala Pombo. El armador coruñés explica que hace algunos años que un atún entrase en el aparejo era extraordinario, pero desde hace unos tres años es cada vez más habitual. «Hoxe cae un, para a semana dous, outro día ningún... Depende da zona». Por eso hay que «resolvelo xa», concluye.