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Los científicos, sobre la estrella de mar: «Decir que hay una plaga es alarmista»

l. vidal REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

estrella de mar
JOSÉ PARDO

La Consellería do Mar también descarta definirla como tal, al contrario que los mariscadores

11 ago 2019 . Actualizado a las 22:15 h.

«No es nada raro lo que está pasando. Para que fuera considerada una plaga tendría que haber un crecimiento extraordinario de la población». Así de contundente se pronuncia el director de la Estación de Bioloxía Mariña de A Graña, Victoriano Urgorri. Una opinión que comparte la Consellería do Mar, que, de momento, se niega a calificarla como tal, posibilidad que abriría la puerta a compensaciones.

En cualquier caso, desde la Xunta recuerdan que está abierta la convocatoria de ayudas para proyectos de regeneración a las que se podría acoger el sector afectado para financiar los trabajos de recogida de estrella de mar, «se se trata de situacións que poñan en perigo a biodiversidade e non poidan ser asumidas como se fai de xeito habitual». En Mar no tienen constancia de que este año las poblaciones de esta especie sean «extraordinariamente abondosas en relación con anos anteriores», por lo que entienden que no es correcto hablar de «andazo».

Lo que no quita que los navalleiros que estos días recogen ejemplares de forma manual cuenten estrellas por miles. A razón de tonelada diaria. «Este fenómeno se produce en nuestras rías de forma plurianual, cada cuatro, cinco o seis años. Es algo cíclico. Llevan conviviendo con nosotros desde siempre», puntualiza el catedrático, que se apresura a desmentir algunas de las consideraciones que estos días se han realizado acerca de la masiva presencia de estrella de mar en zonas como Poio, Bueu, Lourizán o Cangas.

El «Terminator» del mar

«Es como cuando aparecen medusas cerca de las playas y se dice “¡Hay una plaga!”. Simplemente el mar las ha movido de sitio. Si te vas veinte millas mar adentro verás un montón de medusas», asegura Urgorri.

Sí admite que se puedan estar comiendo parte del pan que da de comer a los mariscadores, aunque «la incidencia que el ser humano tiene sobre el medio marino es bastante más grande que al revés». Se distinguen dos tipos de estrellas de mar entre las que estos días caen en las garras de los buceadores. «La de color amarillo, más grande, está ligada a los estratos de roca y su principal sustento es el mejillón. A veces, de forma extraordinaria, puede comer algo de vieira, si esta le deja, porque tiene un mecanismo de escape muy efectivo. La otra que hay aquí, cuya tonalidad varía del granate al azul, está más ligada a estratos sedimentarios, la encontramos en el interior de la ría y va a por la almeja», explica. Ambas son especies autóctonas. Ni exóticas ni invasoras. «Pero no se pueden dar mensajes tan alarmistas», considera este profesor de zoología marina, habitual buceador, que las ha visto «toda mi vida».

Estos equinodermos son depredadores muy peculiares. «No muerden, ni mastican ni trocean. Tienen dos estómagos y hacen una digestión externa». Urgorri recuerda un caso recogido por la literatura científica ocurrido en Francia. «Hace tiempo, los pescadores galos cogían las estrellas de mar, las troceaban y las volvían a tirar al mar». Una idea bastante mala, ya que esta especie, como si del villano policía de Terminator se tratase, «es capaz de regenerar todo su cuerpo, aunque haya sido amputado, a partir de un solo brazo, con lo cual cada vez había más». Se llegaron a realizar algunos experimentos con gaseosa, tales como alambres para amarrar los moluscos, pero se los comían igualmente: «Tienen una técnica muy sutil y letal. Con los pies se colocan de lado, y con las ventosas abren las valvas del molusco. Solo necesitan el espacio de una décima de milímetro para colar el estómago en ese hueco y digerirlo», detalla Urgorri.

Preguntado por la solución al problema, apunta que su retirada no supone ningún daño para el ecosistema, porque «cuando se reproducen liberan unas larvas que están en el plancton y se van moviendo con las aguas, de modo que habrá reclutamiento de nuevos ejemplares el año que viene».