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La flota queda atrapada al demorar Mauritania la solución a los atascos

E. A. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Esperará a la toma de posesión del nuevo presidente para decidir si autoriza la descarga en puertos extranjeros

19 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Todo un jarro de agua fría el que ayer recibieron los armadores de los barcos gallegos que faenan al fresco en aguas de Mauritania. Confiaban en que la cumbre entre el ministro de Pesca mauritano, representantes de la UE y de la embajada española en Nuakchot alumbrasen una solución a los problemas de logística que provocan los sucesivos cierres de la frontera por grupos de insurgentes que nadie acaba de aclarar qué reivindican. Pero no ha sido así. La decisión de si se autoriza a los barcos descargar en puertos extranjeros y no en los mauritanos quedó postergada hasta el 1 de agosto, cuando el nuevo presidente del país ya habrá tomado posesión, para desesperación de los empresarios gallegos.

«Esperpéntico», dice indignada María José de Pazo, armadora con un barco fondeado con las bodegas repletas de pescado a la espera de que llegue el camión que tendría que llevar las capturas al mercado. Así las cosas, los armadores se ven atrapados en Mauritania. Las capturas de unos se pudren en la frontera tras diez días de bloqueo y las de los otros permanecen en el barco acumulando días que abocan a estas capturas a tener el mismo destino que las que ya están en el tráiler en medio del Sáhara.

Y los que están fondeados tampoco tienen la opción de tirar la mercancía por la borda y salir de Mauritania, pues se exponen a una sanción. Eso precisamente es lo que disuade a unas tripulaciones que ya están más que desesperadas -como también lo están los transportistas-, de arrojar el pescado al mar y abandonarlo todo.

«Es inconcebible que nadie haga nada para arreglar un problema que venimos denunciando desde enero», clama De Pazo. Hoy se reunirán los armadores de las once embarcaciones afectadas para analizar qué pueden hacer, sobre todo ahora que no pueden ni abandonar Mauritania -salvo los tres que ya lo han hecho- ni dejar el pescado que, de todos modos, se verán abocados a destruir.