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A Illa registra una media de dos denuncias diarias contra los «furtivos de bañador»

R. E. A ILLA / LA VOZ

SOMOS MAR

Cedida

Mar presentó ayer un plan que llevará a 45 playas la necesidad de respetar el trabajo de las mariscadoras

18 jul 2019 . Actualizado a las 11:30 h.

«Non sexas pirata. Á praia vense a gozar, non a saquear». Ese es el rotundo lema de la campaña de sensibilización que la Xunta llevará, durante este verano, a 45 arenales de toda Galicia para recordar a los bañistas que llevarse un puñado de almejas es un gesto que, a base de repetirse, pone en jaque al sector marisquero. La conselleira do Mar, Rosa Quintana, acudió ayer hasta A Illa para presentar esta iniciativa. La elección del lugar no es casual: las mariscadoras de esta localidad llevan años luchando a brazo partido contra un problema que bautizaron hace años como el «furtivismo de bañador». «Agora preferimos falar de turistas oportunistas», decía ayer Carmen Dios, responsable del marisqueo a pie.

El colectivo al que representa cruza los dedos y desea que la campaña de sensibilización de la Xunta dé resultado. Pero lo dudan: no es la primera vez que se ponen en marcha iniciativas semejantes, y el problema no hace más que crecer. De hecho, este año, aunque la temporada alta aún no ha terminado de arrancar y el tiempo no ha sido excelente, las mariscadoras que cada día salen a vigilar las zonas marisqueras cuando baja la marea están tramitando una media de dos denuncias diarias contra personas que aprovechan la jornada de arena y sol para llevarse algo de marisco escondido entre las toallas y los flotadores.

Para intentar minimizar este problema, las mariscadoras de A Illa lo han intentado todo. No solo hacen exigentes turnos de vigilancia, con chalecos que las hacen bien visibles, sino que el año pasado se buscaron aliados famosos: Carlos Blanco y Xosé Antonio Touriñán se convirtieron en altavoces de sus reivindicaciones. Este año, además, han iniciado una lucha preventiva a largo plazo, con la puesta en marcha de un proyecto educativo dirigido a colegios gallegos, sino que han decidido utilizar la estrategia de la vigilancia encubierta, con mariscadoras mezcladas entre los bañistas, para poner coto al descontrol veraniego.