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Consignatarios de Barbanza recurren el permiso para apilar contenedores

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MARCOS CREO

También lo han reclamado conserveras de la zona y la empresa que opera con sal

15 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La contestación que ha tenido la concesión por parte de Portos de Galicia a una empresa para operar con contenedores en las terminales comerciales de A Pobra y Ribeira ha derivado en un recurso de reposición presentado por parte de las firmas consignatarias que operan en esas dársenas barbanzanas, ambas líderes en la descarga de atún que se procesa en las factorías conserveras de la zona. Y no solo por parte de estas sociedades. Conserveras y, sobre todo, la empresa que mueve sal en Ribeira han hecho lo propio.

Las firmas usuarias de los puertos recalcan que no se ha hecho un análisis preciso de la superficie que la concesionaria necesitará para su ubicación, ni el impacto que su actividad tendrá sobre el resto de las operaciones que se desarrollan en la dársena. Según sus peritos, la maquinaria que se requiere para mover los contenedores y las distancias de seguridad requerirán un espacio adicional de 880 metros cuadrados.

Además, tal y como está dispuesto ahora mismo el puerto de A Pobra, con espacio para tres atraques simultáneos para realizar unas operaciones de descarga que se prolongan por espacio de dos a tres semanas, los muelles están ocupados durante 300 días al año. De permitir apilar contenedores allí, uno de los puntos de atraque quedaría inutilizado durante las maniobras y otro lo estaría parcialmente.

En Ribeira sería peor. Con un área de 11,5 metros, los túnidos se descargan en paralelo al barco, para dejar espacio a otros los camiones que den la vuelta y puedan pasar de regreso. Esa maniobra es la única posible y como la maquinaria para almacenar los contenedores tiene obligatoriamente que invadir el área de descarga de túnidos o de la sal, va a ser imposible realizar ambas operaciones simultáneamente. Y sin la posibilidad de desviar las operaciones a A Pobra, ya saturado.

En definitiva, que se producirá «una reducción drástica del volumen de descargas» en una y otra terminal, hasta el punto de ver amenazado el liderazgo de uno de los puertos más importantes a nivel mundial en descarga de túnidos.

Impacto visual

Eso, sin contar con el aspecto económico y mucho menos con el paisajístico. En A Pobra sobre todo este aspecto preocupa sobremanera, no en vano, recuerdan, el municipio tiene una elevada dependencia del turismo, con una fiesta -O Nazareno- de interés nacional. Sin embargo, según exponen en el escrito de reposición, el proyecto presentado «desdeña el impacto visual» de lo que, aseguran, vendría a suponer un edificio de cuatro plantas de altura y de 110 metros de largo que no solo se vería desde la localidad, sino incluso del otro lado de la ría arousana.

Ese inmueble de cuatro pisos de altura se extendería, en Ribeira, por 68 metros a lo largo del puerto y también podría ser oteado desde el otro margen de Arousa. Y todo, además, sin contar con los concellos afectados, hacen ver los empresarios.

Los usuarios de las terminales afirman que Portos perderá ingresos por tasas con la operación

El aspecto económico es otro de los puntos que los usuarios de los puertos subrayan en su recurso de reposición. Aseguran que se trata de una operación antieconómica para Portos de Galicia, pues lo que ingresará al año por la concesión no va a compensar lo que se perderá por no poder operar en las terminales que venían utilizando hasta ahora.

A los números se remiten. Según lo publicado en el Diario Oficial de Galicia (DOG), la adjudicataria de la concesión abonará 7.129,63 euros al año, a lo que hay que sumar 0,04 euros por tonelada manipulada. Aunque se desconoce la cantidad de mercancía que manejará, dan por hecho que no será suficiente para compensar lo que se pierda debido al desvío de tráficos o la falta de espacio para operar. Sin ir más lejos, una de las tres consignatarias que opera en el puerto pobrense asegura abonar al año más de 600.000 euros en tasas a Portos de Galicia. Así que, si ven entorpecida su operativa, las empresas trasladarán su producción y eso «se traducirá en un menor pago de tasas que la nueva concesión no suplirá sin ningún lugar a dudas».

En Ribeira sostienen lo mismo: que «las tasas abonadas por una de las empresas usuarias del puerto en los años 2016, 2017 y 2018 han superado con creces las previstas para la concesión autorizada». Y si los contenedores dificultan la operatividad, cesarán las descargas y el puerto quedará exclusivamente para uso de la empresa adjudicataria, auguran.