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Armadores de Vigo fían a la educación nutricional la continuidad de su negocio

e. abuín VIGO / LA VOZ

SOMOS MAR

Oscar Vázquez

Saltan las alarmas porque los niños están perdiendo 2 o 3 años de esperanza de vida

04 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La sociedad occidental está enfermando por los hábitos que se ha fijado. Van de malos a malísimos. Tanto, que hasta los niños han perdido tonicidad fina en los últimos diez años por la dinámica que camina hacia el sedentarismo y a permanecer ante una pantalla en lugar de manejar juguetes y salir a la calle, como explicó Iván Mirón, director del colegio Apóstol Santiago. Pero en la sexta conferencia internacional de la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI), que ayer se centró en la necesidad de una alimentación sostenible, salieron datos más alarmantes todavía. Como que la generación actual va a ser la primera que pierda esperanza de vida. Entre dos y tres años. «Nuestros hijos van a vivir menos que nosotros», se lamentó el médico Carlos Piñeiro, coordinador de programas de salud pública en el centro sanitario de Narón. Y todo por el sedentarismo y las prisas en general y los hábitos alimenticios en particular. O como que la obesidad se está convirtiendo en pandemia.

Hasta el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, confesó su preocupación dado que en «40 años se ha multiplicado por 10 el número de niños y adolescentes con obesidad y ya hay más de 140 millones de ciudadanos con ese problema». Y eso que Carlos Piñeiro todavía no había confirmado que «en España y en Galicia se está incrementando de forma peligrosa la tasa infantil de obesidad». Y si se suman los que tienen sobrepeso, el problema de salud pública alcanza el nivel de alarmante.

Y resulta que los armadores tienen un fármaco para luchar contra eso que está aquejando a todas las sociedades occidentales: el pescado. Su negocio. El suyo y el de más de 33.000 personas que viven directa o indirectamente de prescribir una medicina de la que Vigo dispensa 800.000 toneladas al año, las que han hecho de su lonja la primera en venta de pescado en Europa.

Por eso, el empeño de los armadores en el programa EduKsano, que se inspira en Shokuiku con el que Japón está consiguiendo revertir los índices de obesidad en el país nipón, y que proponen que se incorpore la educación nutricional como asignatura obligatoria en colegios e institutos. Eso y que se aplique el IVA superreducido al pescado. Y que se recupere el antiguo FROM, porque lo cierto es que el consumo de pescado sigue cayendo y la sociedad enfermando de diabetes tipo 2, hipertensión, isquemias, dolencias cardíacas. Y de paso, atrofias en la salud económica de Galicia, porque «Galicia no puede entenderse sin el sector de la pesca y sin su industria pesquera», dijo Feijoo.

Ninguna de las autoridades presentes recogió el guante de reducir el IVA del pescado. Pero los armadores airearon en varias ocasiones las palabras de Carlos Piñeiro que aseguró que por cada euro que se invierte en actividad física se ahorran 5 en gasto sanitario, que suben a 7 si ese euro se dedica a alimentación saludable.

Discrepancias sobre si debe ser una asignatura del currículo o materia transversal

Por más que los armadores y las 16 entidades que se han sumado al proyecto Eduksano quieran que la nutrición sea una asignatura obligatoria en colegios e institutos, no hay coincidencia entre los expertos sobre si debe formar parte del currículo, restando horas a matemáticas o literatura, o tratarse como materia transversal. Más que nada «porque si la escuela tiene que atender todas las peticiones que le llegan, que si del colegio de economistas y la necesidad de instruir en finanzas; del de psicólogos sobre la importancia del aspecto afectivo-sexual, o seguridad vial, no queda tiempo material. «No todo tienen que suceder en el centro educativo», aseguró Iván Mirón, apelando al papel que deben jugar las familias. Tampoco José Antonio Corbalán, exbaloncestista y médico director de la Unidad de Medicina y Ciencias de la Actividad Física de Vithas Internacional vio consistencia para una asignatura fija, pero sí pequeños módulos en el currículo con un mensaje fácil que les haga entender qué alimentos comen y qué le aportan para «comer inteligente». Porque «la vida no regala nada» y lo que te da en modo coche, mando a distancia o domótica, «te lo quita en salud».

En eso incidió la médica experta en salud pública Ana Martínez, que aseguró que hay que «aprender a comer» y a saborear, a transformar en «experiencias» ese conocimiento en nutrición.