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Madrid reduce el cupo de besugo en Gran Sol a solo 15 kilos por barco al día

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Xoán Carlos Gil

Trata de esquivar un cierre de la pesquería que podría abocar a la flota al amarre

03 jun 2019 . Actualizado a las 08:23 h.

Que el besugo y su escasez de cuota iban a suponer un serio problema para la flota gallega tras la entrada en vigor de la obligación de desembarco se intuía ya antes del 31 de diciembre. Y quedó constatado apenas un mes después de esa fecha en la que quedaron prohibidos todos los descartes. Porque en esos 31 días que separan diciembre de febrero, la flota de Gran Sol consumió la mitad de las toneladas que tenía disponible para todo el año. Se vio entonces con la soga al cuello. Aún no apretaba mucho, pero era ya la primera amenaza del temido estrangulamiento que supone para un barco no disponer de cuota para una especie, por mucho que tenga de las demás que le interesan.

Carecer de disponibilidades de pesca puede abocar a un barco al amarre, dado que la normativa prohíbe a un buque hacerse al mar con cualquier aparejo susceptible de capturar ese pescado para el que no se dispone de cupo. Y, en el caso del besugo, el arte que se emplea es el mismo que los gransoleiros utilizan para la merluza, el gallo, el rape y demás especies comerciales, con lo que, de cerrarse la pesquería, tendrían que colgar el arrastre o el palangre hasta conseguir cuota.

Aunque en marzo se tomaron medidas y se limitó la captura de besugo a 50 kilos por barco y día en Gran Sol, eso no ha impedido que los consumos sigan siendo demasiado elevados como para hacer rendir hasta finales de año las 27 toneladas que están autorizadas a pescar los 85 barcos que faenan en esas aguas comunitarias. Así, para «no poner en peligro la actividad normal de los buques que faenan en la unidad dos -fuera del caladero nacional-, y atendiendo a la escasa cuota de besugo y a los consumos registrados hasta la fecha», la Secretaría General de Pesca ha decidido reducir ese cupo de 50 kilos a los 15 -¿diez besugos?- que a partir de ahora se pueden pescar por barco al día.

En el sector apuntan que, en la práctica, es una prohibición de la pesquería, a la que no se le echa el cierre porque eso ocasionaría serios trastornos a la flota. Así, esos 15 kilos se habrían habilitado para dar cobertura a la pesca accidental que pueda tener un buque, capturas que está obligado a descargar, disponga o no de cuota.

Fuentes del sector aseguran que con esa limitación el Gobierno trata de disuadir a la flota de que faene en aquellas zonas del caladero en las que hay besugo. De hacerlo, se exponen a extraer más de 15 kilos al día y eso se traduciría en una sanción por descargar más del tope permitido, como ya han sufrido barcos de A Mariña y de Ribeira.

Las mismas fuentes aseguran que el Gobierno está buscando aumentar las posibilidades de pesca mediante intercambio de especies con otros países.

La doble regulación que deja expuesta a la flota a ser multada tanto por descargar como por no hacerlo 

Cuando se estaba negociando la actual Europa Azul -que fijó para el 2019 el fin de los descartes en la pesca-, España y su sector pesquero repitieron hasta la saciedad que la obligación de desembarque y la gestión por de totales admisibles de captura (TAC) y cuotas eran incompatibles. Que lo que provocaba esa confluencia era convertir los pescados para los que un país tiene menos cuota en especies de estrangulamiento (choke especies) que podrían obligar a dejar sus barcos con la soga fijada al noray al poco de empezar el año. Y aunque se consiguieron flexibilidades y exenciones para aflojar un poco el nudo de esa cuerda, el riesgo persiste. Lo ocurrido con el besugo es un ejemplo. Pero a juicio del sector, no resuelve las cosas el hecho de que el Gobierno español haya seguido el método comunitario para gestionar la especie y haya impuesto un cupo por barco y día con un veto a los descartes en vigor, pues solo conduce a un callejón sin salida. Y es que la obligación de desembarco impuesta por Bruselas impide devolver al mar lo que se ha pescado, bajo amenaza de sanción si lo hace. Pero si supera el tope por buque y día decretado por el Gobierno español se expone a una multa por sobrepasar el cupo permitido. En definitiva, que la flota se ve expuesta a ser sancionada por no descargar y también por hacerlo.