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Comer pescado, bueno para el clima

E. Abuín REDACCIÓN

SOMOS MAR

Jeff Muir | ISSF

Un estudio difundido por Cepesca dice que alimentar al mundo con proteínas marinas ayudaría a no calentar más el planeta

29 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Alimentarse a base de pescado y marisco es bueno para el planeta. Es una de las conclusiones que la patronal Cepesca ha extraído del estudio realizado por el Instituto de los Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés), que ha analizado el impacto que tendrá dar de comer a los casi 10.000 millones de personas que, se calcula, habrá en el 2050.

Mantener tal cantidad de almas requerirá aumentar la producción de alimentos un 56 %, con todo el impacto ambiental que eso tendrá sobre el clima mundial. Esas consecuencias son las que ha tratado de calcular la organización mundial no gubernamental basándose en la dieta que los terrícolas llevan desde el 2010 y las tendencias que se imponen.

De esta forma, si las calorías que llegan a la humanidad procedentes de productos agrícolas continúan consumiéndose en la misma proporción que ahora, dar de comer a las dos o tres millones de personas más que poblarán la tierra dentro de 30 años, requerirá dedicar 593 millones de hectáreas, casi el doble del tamaño de la India, hacen ver desde Cepesca, que también pone el foco en que la agricultura ocupa la mitad de la tierra fértil del planeta y consume más del 90 % del agua dulce. Pero lo peor ya no es la necesidad de disponer de más superficie -que malo será que no se le pueda hacer un hueco-, sino que, según el estudio, las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero crecerían en 11 gigatones y eso es prácticamente incompatible con el objetivo planteado de contener el calentamiento global del planeta por debajo de los 2° centígrados.

Destaca que el cultivo de bivalvos, como el de mejillón o la ostra, tiene un impacto cero Y ahí viene la parte que más gusta al sector pesquero. Porque entre las fórmulas que el Instituto de los Recursos Mundiales da para poder alimentar a los que llegarán allá y a los que vendrán sin subirle la calefacción al mundo está el incrementar el suministro de pescado a través de la mejora de las actividad extractiva y de la acuicultura. Esta receta llega con otras cuatro más, que son la de reducir la demanda de productos agrícolas, generar alimentos sin expandir la superficie dedicada a ello, proteger y restaurar los ecosistemas naturales y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de la producción agrícola.

También ha infundido optimismo en Cepesca el augurio hecho por WRI al leer las tendencias actuales de que la demanda de proteína animal aumentará significativamente de aquí al 2050. Pero como el impacto medioambiental de los productos cárnicos es notablemente superior al de otros productos, la organización recomienda alejarse de las dietas basadas en este tipo de proteínas hacia otras de menor impacto como uno de los objetivos clave para una dieta sostenible en el 2050.

Emisiones cero

Engordar peces en tierra tiene una huella similar a la de criar pollos o cerdos, mucho menor que la de los rumiantes. Eso si se trata de peces, porque cultivar bivalvos, como puede ser el mejillón o la ostra, puede tener cero impacto. Es más, sostiene que son el mejor alimento para el planeta, ya que son capaces de filtrar el agua y mejorar el hábitat, eliminan las emisiones de carbono del medio ambiente y su cultivo no requiere el uso de agua dulce.

Por eso el estudio dice que gran parte de esas proteínas marinas que se consumirán a mayores vendrán de la acuicultura, pero apunta también que la pesca de especies salvajes podría aumentar su suministro si se mejora la gestión de la actividad. Recoge que ahora se capturan 80 millones de toneladas en condiciones de sostenibilidad, pero con la mejora de la gestión y llevando al nivel de sostenibilidad al 90 % de las pesquerías, se podría duplicar la cantidad de peces en los océanos y extraer unos 95 millones de toneladas. Eso sin tener en cuenta que hay stocks que no están explotados, bien porque no hay demanda de los consumidores o por sus altos costes, pero eso es un escollo que la restauración en un caso y la tecnología en otro no puedan solventar.