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El ritmo que lleva la captura de anchoa obliga a rebajar el cupo en el Cantábrico

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Acuerdan dejar de vender los lunes y los viernes para economizar y estirar la cuota

21 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace ya años que la biomasa de anchoa en el Cantábrico está boyante. En máximos históricos, según AZTI, el centro tecnológico del País Vasco. Este, ya en noviembre pasado y a tenor de los resultados de la campaña científica Juvena -el estudio de seguimiento anual de biomasa de juveniles de la especie- auguraba «un escenario favorable de cara a la costera de la anchoa del 2019». Lo está siendo. Tanto, que a estas alturas de la costera ya se han consumido más del 60 % de las 21.000 toneladas que estaban autorizadas a pescar el primer semestre. Y ese ritmo podría llevar a un cierre precipitado de la pesquería.

Antes de que eso ocurra, la organización de productores Opescantábrico ha decidido tomar medidas. En este sentido, ha acordado suspender las ventas de los lunes y los viernes. Y el lunes pasado se publicó en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una resolución que impone nuevos cupos diarios a la flota de aquí al 30 de junio, fin del primer semestre. 

Si hasta ahora los barcos de cerco más grandes, aquellos que llevan a bordo una tripulación de más de doce personas o superan las 120 GT (toneladas de arqueo) podían traer a puerto 10.000 kilos al día, desde este lunes ven reducida la cantidad a los 8.000. Las embarcaciones más pequeñas -en las que los enrolados no llegan a la docena de hombres o no superan las 120 GT-, en lugar de las ocho toneladas que tenían autorizadas hasta ahora, tendrán que limitarse a seis.

Las nuevas disposiciones afectan a los buques españoles censados en la modalidad de cerco del Cantábrico Noroeste. Y gallegos hay unos cuantos. Según Andrés García, portavoz de Acerga (Asociación de Armadores de Buques de Cerco de Galicia), «tal vez sexa o ano que máis», dada la situación de las pesquerías en aguas gallegas, con poca xarda, limitados al máximo en sardina, con mínimo bocarte al sur de Fisterra...

Los gallegos se reparten desde Asturias hasta Fuenterrabía, aunque el epicentro está en las inmediaciones del cabo Machichaco. Ahora bien, la pesca es muy diferente para quienes operan a la altura de Ribadesella y quienes lo hacen más al este. Los barcos que faenan en aguas asturianas han capturado anchoa grande, de esas que con 27 o 33 se consigue un kilo. Ejemplares, además, de «muy buena calidad», asegura José Luis Ortiz, de Anchoas Codesa, satisfecho de haber podido hacer acopio de bocarte idóneo para poner en salazón y dejarlo madurar para filetear el próximo año. 

Tamaño pequeño

Bien diferentes son las capturas en el golfo de Vizcaya. Allí, la mayor parte de la anchoa que se extrae es pequeña, de las que se necesitan hasta 60 granos (peces) para hacer un kilo. Ocurre que en aguas del País Vasco la captura está asegurada. «Sabes que vas pescar», señala Eduardo Carreño, armador de uno de los cerqueros gallegos que participan en la costera. Más al oeste no está garantizado dar con bocarte. «É máis grande, pero tamén é máis difícil de atopar; non se pesca todos os días». Con esas diferencias, no es extraño que la horquilla de precios sea amplia. Desde los 60 céntimos que se ofrecen por el kilo de la más pequeña a lo 1,10 o 1,20 euros que se pagan por los ejemplares como los que cada costera busca Ortiz para sus latas delicatesen.