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Piden prisión para un furtivo sorprendido con vieiras tóxicas que embistió en Sanxenxo a la Guardia Civil

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA

SOMOS MAR

Ramón Leiro

El sospechoso se defiende y dice que esa noche estaba en casa durmiendo

04 abr 2019 . Actualizado a las 20:43 h.

Dos años y medio de cárcel, y una multa de 2.700 euros son las penas que la Fiscalía de Pontevedra solicitó ayer jueves para un grovense acusado de embestir en Sanxenxo a un vehículo de la Guardia Civil cuando transportaba 191 vieiras extraídas irregularmente. Además, se instó a que le impusiesen el pago de los cerca de 700 euros en los que se tasaron las reparaciones del coche de la patrulla.

Juan José M. A. rechazó de plano las acusaciones asegurando que la noche del 7 de noviembre del 2016 «estaba descansando na miña casa, coa miña muller e cos meus tres fillos». Añadió que trabajaba en la mar, lo que le obligaba a madrugar, por lo que siempre se acostaba pronto.

En su descargo, sostuvo que fue un vecino, que compareció como testigo, el que le cogió el coche «para ir coller unhas vieiras a Cambados», así como le comentó que «o deixara tirado no monte. De golpear a un coche da Garda Civil non me dixo nada». Juan José señaló que el vecino trabajó para él como albañil y tenía el turismo a su alcance: «A costume onde vivo é deixar as chaves postas. É unha mala costume que hai».

En todo caso, remarcó que la cantidad de vieira intervenida «é pequena. Non é para comercializar. É para subsistir».

Sus palabras fueron ratificadas por su vecino, que asumió la propiedad de las vieiras y el equipo de buceo intervenidos. Sostuvo que aquella noche, cuando regresaba del entorno de Tragove, un automóvil se situó detrás del que conducía, a muy escasa distancia, y empezó a realizar maniobras extrañas. Tomó la salida de Noalla de la autovía de O Salnés y se echó al arcén, momento en el que el segundo vehículo lo imitó. «Estaba asustado. Creí que me iban a robar, pegar o algo», por lo que optó por huir.

Rechazó que fuese un coche rotulado de la Guardia Civil y matizó que su temor estaba motivado por que «me dejaron un dinero y aún no se lo pude devolver». Indicó que las vieiras eran para autoconsumo: «Estaban cerca las Navidades».

Testimonio de la patrulla

Esta versión se derrumbó cual castillo de naipes cuando declararon los agentes que iban en el coche patrulla. Sostuvieron que en el operativo no participó ningún vehículo como el descrito por el testigo, que activaron las señales acústicas y luminosas, y que cuando el coche del sospechoso les embistió, la ventanilla del conductor quedó a la par que la del copiloto, con lo que vieron perfectamente al único ocupante. Ambos agentes señalaron inequívocamente al acusado como la persona que iba al volante.

El análisis posterior de las vieiras determinó que estaban infestadas por la toxina amnésica o ASP en una cantidad tal que multiplicaba por once el límite legal.