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«Lo primero que les enseño a los alumnos es a que conozcan las diferentes especies»

l. v. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Ahora Ana Lourido Barbazán es formadora interna en la cadena de distribución Gadisa

26 ene 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Lleva veintitrés años detrás de un mostrador, aunque ser pescadera no fue algo vocacional -«ni se me había pasado por la cabeza»-. Seleccionaban personal para la sección del supermercado en el que trabajaba, se anotó, y la escogieron. Ahora Ana Lourido Barbazán es formadora interna en la cadena de distribución Gadisa: «Desde el principio me gustó y ya no me planteé cambiar de departamento». Descamar, eviscerar, filetear o cortar. Nada se le resiste a esta veterana enamorada de su oficio.  

-¿Qué le parece que vaya a haber una FP de pescadero?

-No sé si me matricularía, la verdad. Yo creo que lo que requiere esta labor es mucha práctica. Y eso se adquiere en el día a día.

-Y usted, ¿cómo aprendió el oficio?

-Pues mirando cómo lo hacía un profesional con experiencia. Como todo el mundo. Poco a poco fui aprendiendo.

-Limpiar el pescado. Esa tarea que en casa a veces se antoja imposible... ¿Hay algún secreto?

-No es difícil si te gusta. Solo hay que ponerle interés. A mí no me cuesta limpiar ninguna especie. Además, como hay mucha variedad, estás cambiando continuamente de producto. Tenemos hasta cien especies de pescado diferentes. Obviamente algunos son más laboriosos que otros. Los pescados pequeños como el boquerón o la sardina son fáciles de limpiar, porque no hay que quitar las escamas. Solo hay que retirar las vísceras.

-¿Revela trucos a sus alumnos?

-El primer objetivo de los cursos de formación interna que imparto es que conozcan las diferentes especies. Después les enseño a trabajar con ellas, a prepararlas como pide el cliente. Como si fuese en tiempo real. Mi forma de enseñarles es totalmente práctica, como si estuviese atendiendo a los clientes en la pescadería del supermercado.

-¿Han ido cambiando con el tiempo las peticiones de los clientes?

-Sí que ha cambiado la atención al público, y las necesidades de los compradores. Damos el servicio de forma totalmente personalizada, según las preferencias y gustos del cliente. Es un contacto muy directo. Se establece un vínculo de confianza.

-¿Y lo más raro que le han pedido?

-Al principio me chocaba tener que quitarle la piel a una merluza, pero ahora el pescado se prepara mucho más que antes. Ya no me extraña nada.