Activistas denuncian un fraude masivo en el uso de fondos para la pesca eléctrica
PESCA Y MARISQUEO
Acusan a la flota holandesa de beneficiarse de licencias ilegales y solicitan la intervención de las autoridades europeas
07 nov 2018 . Actualizado a las 05:00 h.«Fraude masivo». Así definieron ayer los activistas de la organización Bloom el oscuro entramado diseñado por las autoridades holandesas y su flota eléctrica para recibir jugosos fondos europeos y licencias para explotar las pesquerías del mar del Norte. La denuncia la presentaron en la Eurocámara, la única institución de la UE que se ha mostrado abiertamente en contra de permitir la pesca con pulsos. Según la oenegé, los barcos holandeses recibieron desde el 2007 unos 21,5 millones del bolsillo de los contribuyentes europeos para armar sus buques con redes de electrodos, prohibidos en la UE en el 1998 y autorizados parcialmente en el 2006 bajo un régimen de licencias vinculadas a la «pesca experimental» con fines científicos.
El problema es que las autoridades holandesas nunca pusieron en marcha planes de investigación, como reconocieron después de saberse que las 14 licencias que el país podía expedir de forma legal se convirtieron en 84 gracias a acuerdos exclusivos con Bruselas. El escándalo ha sacudido al sector y a la opinión pública en países como Francia, donde la pesca eléctrica se ha convertido en una cuestión de alta política por la presión de las oenegés medioambientalistas y pescadores artesanales, que denuncian la sobreexplotación de los recursos. La situación llevó a Bloom a denunciar estas «asignaciones ilegales e irregulares» de licencias ante la Comisión Europea en octubre del 2017, pero el Ejecutivo comunitario aún no ha dado pasos para aclarar el uso indebido de fondos y el fraude en torno a los permisos de pesca. La falta de inacción, la «mala gestión» y «la corrupción moral» de la institución ha llevado a los socios de la plataforma a exigir la intervención de la Oficina Antifraude Europea (OLAF) y a pedir el amparo de la defensora del pueblo europeo, Emily O Reilly.
La denuncia se apoya en varios argumentos. Bloom sostiene que la UE ha estado financiando la explotación comercial de los stocks del mar del Norte en contra de lo que marca la legislación, que solo ampara labores de investigación. Otra razón que exponen es que las ayudas han aumentado la capacidad de la flota holandesa, algo prohibido en la nueva política pesquera. También se cuestiona el sostenimiento de este caladero por los daños que provoca en todo el ecosistema marino y su elevado número de descartes. Sus defensores lo niegan y afirman que, según sus datos, su porcentaje se reduce en un 50 %, porque las descargas están medidas para aturdir a los peces, no para deshacerlos por dentro, una práctica que los haría inservibles para la venta. Algunos eurodiputados denunciaron maniobras en la sombra para volver a autorizar la pesca eléctrica. «El 63% de la Cámara está a favor de su prohibición, pero la Comisión está entre bambalinas trabajando para tumbar la voluntad de la Eurocámara. Esto es un fraude a los europeos», denunció el conservador británico, John Flack.