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La Eurocámara reivindica el peso del sector pesquero en el plan del Atlántico

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

SOMOS MAR

PEPA LOSADA

Prevé la posibilidad de fijar cuotas temporales en casos de especies de gran impacto

27 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La Eurocámara ya tiene perfiladas las líneas generales de su plan plurianual para la pesca en aguas del Atlántico occidental, en las que se enmarca Galicia. Las aprobó esta semana y lo hizo con la cabeza puesta en los enormes retos a los que se enfrentará el sector en esta última recta de aplicación de la política común de pesca (PCP). Los plazos expiran. La prohibición completa de los descartes entrará en vigor para todas las pesquerías el próximo 1 de enero y solo un año después, todos los stocks de la UE deberán ser explotados en niveles de rendimiento máximo sostenible (RMS). «Es un desafío», aseguran fuentes comunitarias. Y es que el 40 % de ellos todavía están «sobreexplotados».

El nivel de ambición de la PCP no concuerda con las perspectivas socioeconómicas de comunidades pesqueras como la gallega, que cada año afrontan las negociaciones de TAC (totales admisibles de capturas) y cuotas con el temor a un nuevo y brutal tijeretazo a sus posibilidades de pesca. Por eso la Eurocámara ha querido reivindicar el peso del sector en el nuevo plan plurianual para especies demersales (cigala, rape, lenguado y merluza, entre otras) en aguas atlánticas.

La propuesta, que deberá negociarse con los Veintiocho en la mesa del Consejo, recoge de forma «extraordinaria» la posibilidad de «establecer oportunidades de pesca temporales» para stocks y especies sujetas a prohibiciones anuales o temporales en casos de impacto socioeconómico «particular». Eso sí, siempre que la medida no ponga en entredicho los esfuerzos de conservación de las poblaciones.

Observar el consejo científico

Según el plan plurianual, aprobado con el voto a favor de 437 eurodiputados frente al rechazo de otros 103, la fijación del volumen total de cuotas de pesca en los próximos años deberá ir en línea con las recomendaciones científicas del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (ICES). En la práctica, las cancillerías europeas suelen fijar unos totales similares entre años. En el 2017, el total ascendió a 368.000 toneladas (con un valor inicial de 1.400 millones de euros) frente a las 400.000 en el 2018.

Para oenegés ambientalistas como Oceana, este planteamiento traiciona los compromisos adquiridos por la UE en el 2013 para conseguir una pesca sostenible a más tardar en el 2020. El director ejecutivo de la organización, Lasse Gustavsson, sostiene que la Eurocámara ha avalado con este voto la sobrepesca: «Es una oportunidad perdida para la salud y conservación del océano Atlántico», aseguró. Y es que gran parte de la batalla que libran pescadores y ambientalistas se juega en estas aguas. La pesca demersal del Atlántico occidental representa cerca de la mitad de las pesquerías demersales reguladas con TAC y cuotas en la UE y afecta a flotas muy heterogéneas como la española, la francesa, la británica, la irlandesa, la lusa, la alemana y la belga.

La lubina, en el saco

Pero la de los ecologistas no es la única voz crítica con el plan plurianual del Atlántico. El eurodiputado gallego, Francisco Millán Mon, lamentó que se impusiera la visión simplista de la Comisión Europea, que insiste en presentar un plan conjunto para todas las aguas atlánticas en lugar de diseñar un marco para las noroccidentales y otro para las suroccidentales «para tener en cuenta las especificidades de cada región y el diferente estado de los stocks».

El popular también reprochó la inclusión de la lubina en el plan plurianual y la prohibición de pescar esta especie en esas mismas aguas entre el 1 de febrero y el 30 de abril. La medida, asegura, es un asunto «sensible» para Galicia. La batalla todavía no está perdida. Se trata de una medida que podría retirarse durante los trílogos que deben celebrarse entre la Eurocámara, la Comisión y el Consejo.