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El barco gallego retenido en Irlanda espera salir hoy tras presentar el aval

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

c. a. pérez dasilva

La flota confía en que el incidente sirva para aclarar qué hay que hacer con la aleta anal

04 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La casa armadora del Virxen da Blanca, el pesquero de Burela retenido en Irlanda bajo la acusación de practicar finning por no llevar la aleta anal adherida al cuerpo de la quenlla, como establecen las normas comunitarias, espera que el barco pueda zarpar hoy rumbo a Galicia después de haber conseguido ayer reunir el aval de 339.000 euros que exigen las autoridades irlandesas para dejar regresar al barco. «Xa está todo enviado e falta a conformidade de Irlanda. En canto chegue o visto bo, o barco terá que organizarse e virá para Galicia», explicó ayer Sergio López, gerente de la Organización de Productores Pesqueros de Lugo (OPP-7), a la que pertenece el buque.

Las gestiones para hacer posible que el barco zarpe de Castletownbere fueron ayer la prioridad. Después, con más calma, se abordará el fondo de la cuestión. López sabe que está habiendo contactos entre las autoridades de inspección de España y las irlandesas, pero, al margen de esas conversaciones, la casa armadora pedirá una certificación notarial de la carga que lleva a bordo para fundamentar su convencimiento de que su forma de proceder no tiene nada que ver con el finning del que se le acusa, que consiste en cortar las extremidades del tiburón y deshacerse del cuerpo. 

La fecha del juicio todavía no se ha fijado, pero estiman que tendrá lugar a finales de octubre o principios de noviembre.

El caso del Virxen da Blanca ha despertado inquietud entre los palangreros de superficie gallegos. Tanta, que en la OPP-7 se han recibido ya varias consultas, tanto de asociados como de barcos de otras agrupaciones, acerca del incidente, preocupados porque a bordo siguen la misma operativa que el pesquero de Burela.

Cierto que a la extremidad que ha metido en problemas en Irlanda al Virxen da Blanca se la conoce como aleta anal. Pero lejos de ser como la dorsal o la caudal, muy preciadas en el mercado, la que cortaron y conservaron en el palangrero gallego es un apéndice sexual -de hecho, a bordo se les llama chochos- sin apenas valor comercial. Por eso los palangreros de superficie gallegos no salen de su asombro por que se haya acusado al pesquero ni más ni menos que de finning, sobre todo porque no tienen la anal por una aleta siquiera. 

Clarificar si es aleta o víscera

En ese sentido, los armadores esperan que este «desafortunado incidente», en palabras de Sergio López, sirva para clarificar qué se deben hacer con esa extremidad de la quenlla, si se puede tratar como víscera o si debe ir adherida al cuerpo, como van las demás.

Para la Administración española, que ayer confirmó que está «manteniendo contacto y colaboración permanente con las autoridades de inspección irlandesas», el proceder del Virxen da Blanca ha sido correcto y no un delito que Irlanda quiere castigar con 35.000 euros -al menos esa ha sido su propuesta de sanción-. Juana Ortega, gerente de la Organización de Palangreros Guardeses (Orpagu), recuerda que en su día se debatió de forma informal si la aleta anal tendría que ir o no doblada, como la caudal o la dorsal, pero al tratarse de una extremidad pequeña el sector desistió de que «se recogiese en el reglamento esa nimiedad», dado que se trata de un órgano que se puede cortar incluso sin querer al eviscerar, y a veces, para evitarla hay que tener casi «la precisión de un cirujano». Ortega está convencida de que no hubo mala fe y considera «excesiva» la actuación de Irlanda. Eso sí, ahora sí tocará «recoger en el papel qué debe hacerse» con lo que, para el sector, son chochos, no cartílago para hacer sopas.