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La lenta recuperación del marisqueo en As Pías tras doce años de cierre

chema corral FERROL / LA VOZ

SOMOS MAR

JOSE PARDO

La puesta en marcha del saneamiento mejoró la calidad del agua en Ferrol, pero no ha beneficiado al producto

13 ago 2018 . Actualizado a las 11:40 h.

«Que la ría de Ferrol haya dejado de ser la cloaca de la ciudad es la mejor noticia posible para las familias que vivimos del mar». Así, de clara es la patrona mayor de la Cofradía de Pescadores de Ferrol, Isabel Maroño. La puesta en marcha del sistema de saneamiento, allá por abril del 2017, desencadenó una ola de cambios que insuflaron esperanza y optimismo al sector marisquero, si bien el día a día ha rebajado sus expectativas iniciales.

No fue preciso esperar demasiado para constatar los primeros frutos de la entrada en servicio del saneamiento de la comarca, una demanda histórica. Tan solo unos meses después de que las aguas residuales dejaran de verterse directamente al mar, las analíticas enviadas al Intecmar permitían vislumbrar lo que finalmente llegó: la reclasificación del banco de As Pías que, tras doce años como zona C, pasaba a ser B. Fue en noviembre del pasado año, e implicó, entre otras cuestiones, que los mariscadores de Ferrol y Barallobre (Fene) pasaron a poder faenar todos los días del año en este banco.

Un cambio fundamental para un sector ávido de buenas noticias que llevaba esperando mejoras desde que en 2005 se prohibiera la extracción directa de marisco, como consecuencia de los altos niveles de contaminación.

Sin depender de las bateas

«Hemos podido prescindir de las bateas instaladas por la Xunta en la entrada de la ría», a donde había que trasladar el producto recogido y donde debía permanecer para su depuración durante dos semanas, cuenta Maroño. Un proceso que, tal y como añade Carlos Rey, patrón mayor del pósito de Barallobre, conllevaba una alta mortandad y unos precios sensiblemente más bajos que la venta en fresco.

Son, sin duda, dos aspectos positivos que ponen en valor desde las cofradías de la zona, junto al hecho de que ahora los mariscadores pueden contar con unos «ingresos inmediatos».

Además de liberarse del sistema de bateas -que se mantiene para llevar el marisco procedente de la zona de A Malata, que sigue siendo C, y pósitos vecinos como el de Miño- la reclasificación ha permitido volver a faenar en lugares que durante muchos años estuvieron inactivos. Y, como coinciden en destacar los patrones mayores, ha posibilitado que «después de muchos años, cuando vamos a faenar podamos ver el estado de los fondos».

Pero hasta aquí llegaría, según las cofradías, las mejorías. Indican desde el pósito ferrolano que «estamos pagando los platos rotos tras muchos años de vertidos». En esta línea, subrayan que las mejoras no se han traducido en la aparición de nuevas especies o en el volumen de marisco existente -«quiero pensar que se debe a que ha pasado muy poco tiempo», afirma Maroño- y sobre todo inciden en que tampoco las capturas se han incrementado de forma sustancial.

Para más inri, «a pesar de que hay poco producto, no se ha experimentado un alza en los precios», explica Rey, quien añade que el producto estrella de la ría, la almeja babosa, está saliendo en pleno verano a ocho euros, por lo que no duda en calificar la campaña estival de «desastrosa». Una situación que achaca a la entrada de producto procedente de Portugal y de menor calidad.