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La producción de pescado llega al techo histórico de 171 millones de toneladas

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MADAREE TOHLALA | afp

La FAO todavía augura un importante incremento, del 18 %, de aquí al 2030

10 jul 2018 . Actualizado a las 07:24 h.

La producción pesquera mundial no ha tocado techo, por más que la pesca extractiva lleve años estancada -tirando al retroceso- en el entorno de los 90 millones de toneladas y que la acuicultura siga creciendo, pero ya no a los pasos agigantados de hace unas décadas. De aquí al 2030, el volumen de proteínas aportadas por el medio acuático crecerá un 18 % hasta alcanzar los 201 millones de toneladas. Es lo que augura la FAO, la Agencia de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación que acaba de hacer público su informe SOFIA, siglas en inglés que resumen su contenido: el estado mundial de la pesca y la acuicultura.

No obstante, el crecimiento de la producción pesquera desde las históricas 171 millones de toneladas del 2016 a las 201 previstas para el 2030 no será un camino de rosas. La FAO advierte de que el sector pesquero tendrá que enfrentarse a grandes desafíos: «El crecimiento futuro requerirá esfuerzos constantes para reforzar los regímenes de gestión pesquera, reduciendo las pérdidas y el desperdicio y abordando problemas como la pesca ilegal, la contaminación de los ambientes acuáticos y el cambio climático», recoge el informe. Y entre esos retos destaca «la necesidad de reducir el porcentaje de peces capturados por encima de la sostenibilidad biológica», aseguró José Graziano da Silva, director general de la FAO.

Por lo de pronto, en el 2016 -último año del que se disponen de cifras globales- se extrajeron del medio natural 90,9 millones de toneladas de pescado, dos millones menos con respecto al ejercicio anterior debido a las fluctuaciones de la anchoveta asociadas al fenómeno del Niño. A eso hay que sumar los 80 millones de toneladas que aportó la acuicultura. Esto es, que la cría de especies aporta el 47 % de la producción. Ahora bien, si se analiza solamente la cantidad que se destina a consumo humano -el 88 % de las 171 millones de toneladas totales-, la acuicultura proporciona el 53 %.

Mayor consumo

Al tiempo que la producción, también ha aumentado el consumo de proteínas marinas por persona, que en el 2016 se situó en los 20,4 kilos por individuo y año. Todo un logro si se tiene en cuenta que en la década de los sesenta era de 10 kilos. La mayor ingesta por habitante no solo se debe al incremento de la producción, sino también a un menor despilfarro de las especies.

Señal importante, pues la pesca «es crucial para cumplir el objetivo de la FAO de un mundo sin hambre y malnutrición», dijo Da Silva.

El cambio climático, más que reducir las capturas, alterará la distribución de especies

Sobreexplotación, pesca ilegal y cambio climático y contaminación figuran a la cabeza de las preocupaciones del futuro de la pesca. En cuanto al primero de los aspectos, «no vamos por el buen camino», advirtió ayer en declaraciones a Efe Manuel Barange, director de Pesca y Acuicultura de la FAO. Este recalcó que las cifras van en la dirección contraria a lo que marca la agenda de desarrollo sostenible pactada en Naciones Unidas para el 2030, que busca acabar con la sobrepesca y llevar los stocks a niveles de rendimiento máximo sostenible (RMS) cuanto antes. Así, un tercio de las poblaciones mundiales de peces se capturan por encima de límites biológicos seguros.

Barange ve una «dicotomía» entre los países desarrollados, donde la gestión pesquera está «funcionando» y las poblaciones se están recuperando, y los países en desarrollo, donde la sobrepesca va en aumento por la «falta de recursos». Pero las peores áreas siguen siendo el mar Negro y el Mediterráneo, entre otros motivos por los «conflictos políticos y sociales» que impiden prestar atención a la pesca en este último lugar.

En cuanto al cambio climático, las investigaciones sugieren que las alteraciones podrían causar una variación de menos del 10 % en los niveles globales de captura mundial. Ahora bien, sí se prevén modificaciones significativas en los caladeros. Lo más probable es que disminuyan las cantidades extraídas en las regiones tropicales dependientes de la pesca y aumenten en las zonas templadas del norte. Estos movimientos tendrán importantes implicaciones, pues afectarán tanto al reparto de cuotas como a la gestión y a la jurisdicción de los caladeros.

La FAO pone de relieve la necesidad de tomar medidas para evitar los problemas que provocan los aparejos abandonados y la contaminación por microplásticos.