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Canarias prueba a cultivar lechugas y peces en una misma granja

La Voz LAS PALMAS / EFE

SOMOS MAR

ASTRID PÉREZ

Las heces que generan los peces se recogen a través de un sistema de decantación, con la posibilidad de darles diferentes usos, como servir de abono de las plantas en semillero y la denominada

19 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Una granja experimental del Gobierno de Canarias está poniendo a prueba un sistema de producción de alimentos que fusiona la acuicultura y agricultura hidropónica: es la acuaponia, un nuevo concepto que obra el milagro de que lechugas y peces crezcan juntos.

La prueba se lleva a cabo en la finca La Estación, una instalación del Instituto Canario de Investigaciones Agrícolas en Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria) en la que han convergido el capital que arriesga una empresa privada, IdeAqua Fish and Aquaponic, las innovaciones conseguidas por un grupo de investigadores de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y el apoyo de la Administración autonómica. En su primera fase, este proyecto combina las lechugas, un cultivo muy habitual en las granjas hidropónicas (en las que no se utiliza tierra como sustrato, sino agua enriquecida con nutrientes), con un pez robusto de agua dulce con diferentes utilidades en alimentación, la tilapia. Sin embargo, el Gobierno de Canarias ya adelanta en un comunicado que los responsables de la idea tienen planes para emplearlo con otras hortalizas (fundamentalmente plantas de hoja) y pescados. El sistema acuapónico emplea unos tanques en los que crecen y se alimentan los peces, que generan nutrientes que se quedan en el agua. El líquido residual del tanque de las tilapias, una vez filtrado, pasa al cultivo de las lechugas, para que estas puedan aprovechar sus nutrientes, y regresa limpia al tanque de pescado, completando el ciclo.

Las heces que generan los peces se recogen a través de un sistema de decantación, con la posibilidad de darles diferentes usos, como servir de abono de las plantas en semillero y la denominada. El sistema solo descarta el 2 % del agua que circula por él y que, no obstante, puede volver a utilizarse una vez depurada. Y todo, sin emplear fertilizantes artificiales.