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Los mariscadores perciben en el precio el golpe al tráfico de almeja de Portugal

e. abuín / r. estévez REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

MARTINA MISER

La japónica que los lusos pagaban a 3 euros se vende este mes a casi 11 en lonja

27 mar 2018 . Actualizado a las 15:38 h.

Los productores gallegos están notando en el mercado que hay un antes y un después de la operación Clamp, con la que la Policía Marítima de Portugal y la Policía Nacional y Autonómica asestaron un duro golpe al tráfico de almeja japónica extraída ilegalmente en el país vecino para ser comercializada en España. Lo aprecian perfectamente en las cotizaciones del producto. Aunque «xa viñan subindo antes da operación», tras ella «notouse bastante máis», explica Juan José Rial, patrón mayor de la Cofradía de A Illa. «A nosa ameixa xapónica estase pagando arredor dos 8 euros, e a 14 e 15 a de tamaño grande». Y eso en primera venta.

Según la Policía Nacional, la organización portuguesa abonaba tres euros por kilo a las hordas de furtivos que diariamente operan en la desembocadura del río Tajo. Después, la trama suministraba ese bivalvo a depuradoras de Galicia, Santander, Huelva y Guipúzcoa, que las adquirían a 7 euros y, finalmente, estas empresas se encargaban de introducirlas en el mercado, donde se dispensaba a 10 o 12 euros. Un precio «surrealista», a decir de Juan Rial, pues si a los 8 con que sale de su rula «se lle engade o IVE da lonxa, o da depuradora, a marxe do minorista...».

El patrón mayor de A Illa quiere con esto dar a entender que los grandes perjudicados de la trama de almeja portuguesa son «os mariscadores de a flote e de a pé galegos, pois a xapónica hoxe en día é un dos produtos que sostén a moitas confrarías».

Porque ese bivalvo por el que en Portugal abonaban al productor a 3 euros se está pagando en las lonjas gallegas a casi 11. Esa es la media que arroja la especie comercializada en el mes de marzo. Los 10,85 euros de marzo son casi un 37 % más que los 7,92 de febrero pasado, y un 40 % superior al precio que se vendía en lonja hace un año por estas fechas.

Cóctel de factores

Cierto que en esa revalorización influyen tanto los temporales que alejaron a los mariscadores de las playas gallegas, como a la carencia de producto en Italia -gran consumidor de almeja- y Francia, y a los problemas en otros países suministradores, como el Reino Unido. Pero los productores cada vez albergan menos dudas de que la operación Clamp, al haber cerrado una de las vías de entrada de marisco portugués, tiene más que ver de lo que en un principio creían. «Hai un mes máis ou menos que en Campelo notamos que se disparaba a ameixa; sabiamos que noutros sitios non había pola choiva, pensamos que era pola proximidade da Semana Santa, pero despois soubemos da redada e xa non nos quedou dúbida», explica Mari Carmen Vázquez, patrona mayor de Lourizán. Esta recuerda que la competencia desleal que supone la entrada ilícita de almeja portuguesa «é algo polo que levamos protestando moitísimos anos», y con esta operación «quedou demostrado que a xapónica de Portugal estase mesturando coa nosa», apunta.

Etiquetado

A esa confusión contribuye la falta de claridad en el etiquetado. Vale que la mayor parte de las cofradías completan con mayor información sobre el origen los documentos que identifican el bivalvo, pero no ayuda en nada que entre los datos obligatorios que debe acompañar al producto haya que especificar que procede de la zona FAO 27 y de la subárea IXa, aguas portuguesas.

En este sentido, la Xunta trasladó en su día su preocupación por este asunto al Gobierno central y a la Comisión Europea. Una inquietud comprendida por el Ejecutivo comunitario, que, no obstante, señaló la existencia de «unha marxe suficiente de flexibilidade, e apuntaron que o regulamento permite incluír a zona exacta onde se realiza a captura do peixe ou marisco, existindo tamén a posibilidade de engadir na etiqueta unha denominación facilmente identificable para o consumidor», explicaron desde Mar.

Intermediarios lusos trataron de comprar bivalvo a productores de Lourizán en la playa

Mari Carmen Vázquez lo cuenta como una anécdota, pero no deja de ser sintomático. La semana pasada, tres individuos portugueses, a pie de playa, intentaron comprar almeja japónica a las mariscadoras que estaban faenando en los bancos de Lourizán. Antes de decirles «que se largasen de alí», la patrona mayor les explicó que tenían que ir a la lonja, presentar un aval y pujar por ella. «Nunca antes nos pasara isto», relata Vázquez al narrar un suceso que interpreta como señal de que no hay producto suficiente para atender la demanda.

Descenso por la desconfianza

Por su parte, los depuradores matizan el optimismo de los productores. Sí aprecian que se ha revalorizado la almeja japónica, pero subrayan que esos dos euros en el precio medio por kilo no se trata de un incremento brutal. También matizan que el aumento de la demanda se corresponde con el extranjero, dado que en España el consumo está descendiendo por la desconfianza que ha generado en el consumidor la información sobre la operación. No ocurre lo mismo con el mercado exterior, donde Italia está demandando toneladas y toneladas de almeja que ahora solo hay en Galicia y en Portugal.

Fuentes de los depuradores gallegos confiesan estar «boquiabiertos» con lo que ha trascendido de un caso en el que, subrayan, son víctimas, puesto que desconocían que la mercancía venía con documentación falsificada. Las mismas fuentes aseguran que de esas diez toneladas de almeja que la Policía Nacional asegura haber intervenido, ninguna se requisó en depuradoras gallegas.