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Aún con la soga al cuello

E. Abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Recuperar los bancos de libre marisqueo es una tarea pendiente
Recuperar los bancos de libre marisqueo es una tarea pendiente MARTINA MISER

A doce meses de que se prohíban los descartes, la UE no ha resuelto el problema de las especies de estrangulamiento

02 ene 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando a finales del 2013 se aprobó la nueva política común de pesca (PCP) y sonaron en Estrasburgo encendidos aplausos por el nacimiento de una Europa Azul que abolía la práctica de los descartes, la flota gallega tragaba saliva porque ya se veía con una soga al cuello: la que anudaban unas cuotas escasas -nulas incluso para algunas especies como el bacalao o el ochavo- y un imperativo de desembarcar todo aquello que caiga en el aparejo, obligando a descontar las toneladas para las que no se disponga de cupo de las posibilidades que sí se tienen asignadas, aunque no en cantidad que dan para cubrir unas y otras. Cuatro años después, lo que finalmente Europa dio en llamar choke species, o especies de estrangulamiento, siguen atenazando al sector pesquero gallego. La única diferencia es que si en el 2013 los armadores veían que el calendario de la prohibición de los descartes aún tenía muchas hojas por arrancar, en este 2018 son ya menos de 365 las que quedan por caer. Y la flota continúa con la soga al cuello.

Ese es el principal quebradero de cabeza para el sector pesquero. Y solucionar el problema uno de sus principales retos para el 2018. Disponen de doce meses para convencer a Europa de la necesidad de introducir mecanismos de flexibilidad si no quiere ver paralizada a buena parte de la flota ya en los primeros meses del 2019.

No es desde luego, el único desvelo para el sector gallego, acostumbrado, por otra parte, a arrancar el año con nubes negras en el horizonte.

«Brexit»

Acceso a los caladeros a cambio de entrada en el mercado. La incertidumbre que se cernió sobre la flota el día que los británicos dijeron sí a abandonar la Unión Europea todavía no se ha disipado en el sector pesquero. Y «seguirá ahí» todo este año, señala Javier Garat, secretario general de Cepesca. Desde el Gobierno apuntan que el capítulo pesquero es de los que Europa ha etiquetado como de prioridad media y en Galicia los armadores cruzan los dedos para que no se convierta en moneda de cambio para pagar mercancías que nada tienen que ver con su actividad. Su intención es usar esa divisa para intercambiar aguas por mercado. Es decir, derechos de entrada a los caladeros británicos para la flota que faena en Gran Sol o las islas Malvinas por acceso al mercado europeo de los productos pesqueros británicos, que allí no se consumen. Por ahora, las relaciones en materia pesquera son toda una incógnita, por más que desde uno y otro lado se lancen mensajes de tranquilidad apostando por el mantenimiento del estatu quo, como el verano pasado aseguró el ministro consejero de la Embajada del Reino Unido en España, Tim Hemmings, a la conselleira de Mar, Rosa Quintana.

Cuotas

Recortes en merluza sur. El último consejo de ministros de Pesca trajo para el caladero del Cantábrico más gallo, más raya y dejó el rape y la anchoa como estaban. Pero recortó el total admisible de capturas (TAC) de la merluza, tanto la del Gran Sol como la de aguas ibéricas. Y eso que al sur la especie ya acumula doce años de recortes -ya sea en el cupo o en el esfuerzo pesquero- debido al plan de recuperación al que está sometido desde el 2005. Esa rebaja de la cuota, del 12 %, obligará a los distintos segmentos de flota a hacer un ejercicio de contención para conseguir que las escasas 6.000 toneladas que deben repartirse en el 2018 arrastre, volanta, palangre y artes menores permitan la actividad durante todo el año. De ahí que las asociaciones y la misma Consellería do Mar estén organizando un reparto trimestral para hacer posible que el cupo dure doce meses.

Sardina

La amenaza de 15 años de veda. Si con la merluza habrá que hacer números para dosificar la escasa cuota, con la sardina podría decirse que malabarismos. De momento, por más que las autoridades portuguesas hayan ya descartado la amenaza de prohibir la captura del pelágico por 15 años, la Comisión Europea no disipará hasta este mes si decide seguir la recomendación de los científicos o si acepta el plan que España y Portugal han puesto sobre la mesa y, a cambio de seis meses al año de veda de aquí al 2022 y un cupo entre 13.000 y 15.000 toneladas para recuperar la biomasa a un ritmo del 5 % anual, permite al cerco seguir pescando la especie.

La obligación de desembarque encabeza las preocupaciones de la flota gallega

El retorno de la cigala

Más estudios. El arrastre de litoral se empleará a fondo para tratar de que este año se acabe la veda que Bruselas decretó para la cigala del Cantábrico para el pasado y el que viene. Los armadores esperan conocer este mismo mes los nuevos informes del ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar) sobre el stock y que sirva para modificar el reglamento de TAC (totales admisibles de captura) y cuotas antes de mayo, que es cuando comienza la temporada.

Xarda

Una cuota específica para la zona sur. El nuevo recorte del TAC de xarda, una especie que se ha convertido en puntal de muchas flotas, lleva al sector a recuperar la iniciativa de elaborar un plan plurianual para el jurel y la xarda, un instrumento en el que se reclamará un TAC específico para el Cantábrico, diferenciado del stock norte, que acaparan la mayoría de las capturas, atendiendo a la alta dependencia de la especie. Para eso, desde la fundación FREMSS retomarán los trabajos ya iniciados y tratarán de implicar al Estado y a la Xunta en la reclamación de una unidad de gestión específica para la xarda del sur que también involucraría a Francia y a Portugal, señala Torcuato Teixeira, secretario de la organización.

Relevo generacional

Resolver la falta de vocaciones. La falta de mano de obra, en especial de titulados, para ir a bordo de los barcos es otro de los retos que se presentan al sector pesquero, que reclama un análisis sobre las causas y, sobre todo, soluciones. Salidas que, a juicio de las agrupaciones pesqueras, pasan por caminos como ratificar el convenio 188 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ajustar la realidad académica a la empresarial, mejorar la prevención a bordo y eliminar las trabas burocráticas a la contratación de extranjeros, entre otros.

Marisqueo

La ansiada «cura» para el berberecho. Noia es el único reducto de Galicia en el que el berberecho permanece a salvo de la Marteilia, el parásito que ha diezmado las poblaciones de este bivalvo en las rías de Arousa, Pontevedra y Vigo. Los productores confían en que este año sea clave para dar con ese huésped intermedio que propicia su propagación o para disponer del superberberecho resistente al dañino protozoo. También es preciso alcanzar un acuerdo sobre la gestión de los bancos de libre marisqueo, que están pidiendo a gritos una regeneración.

Furtivismo

A la espera de las primeras sentencias. Los productores de las cofradías más afectadas por la lacra del furtivismo están a la espera de las primeras sentencias por la vía de lo penal contra los mariscadores ilegales. Confían en que esas resoluciones tengan un efecto disuasorio real y pongan fin a una práctica que perjudica económicamente a los legales y daña el medio ambiente al esquilmar los recursos.

El cerco confía en esquivar la veda de 15 años que los científicos plantearon para la sardina

Consumo de pescado

Frenar la caída. Es un reto común a toda la cadena del sector pesquero, que ha visto cómo desde hace unos años la población española ha reducido la cantidad de proteínas marinas que ingiere. Se salva la conserva, cuyo consumo ha crecido, pero cae la compra tanto de productos pesqueros en fresco como de congelados. Además de campañas de promoción, los agentes del sector insisten en la necesidad de reducir el IVA del pescado para recomponer los hábitos de consumo de este alimento.

Operación Atalanta

Conseguir su renovación. Si el problema de la piratería prácticamente ha desaparecido del Índico es por las distintas operaciones desplegadas para impedir el asalto y secuestro de buques mercantes y pesqueros. La UE lanzó la suya propia, la operación Atalanta, cuya vigencia se fue prorrogando hasta finales de este año. Conseguir que el mandato se extienda más allá es un imperativo para la flota atunera, convencida de que el problema regresará en cuanto desaparezcan las patrulleras del Índico, por más que continúen llevando a bordo vigilantes armados.