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España tratará de frenar la cuota cero que los científicos piden para el marrajo

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Mariluz Ferreiro

La flota asume que saldrá de la cumbre de Marrakech con un tope para el escualo

15 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Pez espada, quenlla y marrajo. Así, por ese orden, es la composición de capturas de la flota de palangre de superficie, esencialmente gallega y portuguesa y con amplia base en Vigo y, sobre todo, A Guarda. Pero de esa relación podría caerse una especie. Eso depende de si se materializa o no ese TAC (total admisible de capturas) cero que los científicos de la ICCAT (Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico) proponen para ese escualo al que, gastronómicamente hablando, Cedeira ha dado un estilo.

Esa posible veda es lo que más inquieta a la pesca gallega, dado que la flota no espera sobresaltos con respecto al pez espada, que para la quenlla ya se tomaron medidas el año pasado y este no se prevén más vueltas de tuerca y que no han saltado luces rojas en los informes científicos elaborados para el bonito. Con esa inquietud en el cuerpo, los representantes del palangre de superficie se han desplazado a Marrakech, donde se celebra la cumbre anual de la citada organización regional de pesca (ORP), con pocas esperanzas de poder reconducir una propuesta que parte de un dislate, como es que el informe científico haya obviado los datos de capturas de España, basados en más de 30.000 mareas en el norte y en el sur del Atlántico, para dar por válidos los de países como China, Taiwán o de Estados Unidos que, como quien dice, «tienen datos desde anteayer», apuntan desde el sector, y que, además, no «realizan pesca dirigida hacia la especie», recuerda Javier Garat, secretario general de la patronal Cepesca.

Pero aunque confían que se reconduzca ese cierre de la pesquería, los profesionales ya asumen que abandonarán Marrakech con un TAC para el marrajo, especie que hasta ahora carecía de limitación de pesca, y cruzan los dedos para que ese tope que se aplicará en el 2018 sea «el más alto posible», explica Juana Parada, gerente de Orpagu (Organización de Palangreros Guardeses). Están en juego los ingresos por una especie que el año pasado se pagó a una media de 3,30 euros.

El palangre de superficie podrá volver a descargar el atún rojo que entre con otras capturas

Después de nueve años de estrecheces, las partes contratantes de la ICCAT acuden a Marrakech confiadas en un aumento del TAC de atún rojo. La única duda es de cuánto y en qué plazo será ese incremento. Ni que decir tiene que España, la que más ha sufrido con el estricto plan de recuperación impuesto, pide la mayor recompensa: que se apruebe un incremento de las 23.000 toneladas autorizadas ahora hasta llegar a las 36.000 en el horizonte del 2020, a un ritmo de un 18 % anual. Una ambición que no aceptan los conservacionistas, que piden una mayor gradualidad para no frustrar la recuperación de la especie.

Aunque no se sabe de cuántos kilos será el pastel, España ya lo ha repartido, en previsión de que se produzca «un aumento significativo de la cuota», según explicó el ministerio al detallar el proyecto de real decreto que prepara a tal efecto. La relajación de las medidas por la recuperación del stock hará posible que los palangreros de superficie vuelvan a descargar las capturas accesorias de atún rojo, comercializar aquellos ejemplares que entraban con otras capturas.

Reparto

En cuanto a las cuotas, reservará el 86,75% a los segmentos altamente dependientes del atún rojo, un 8 % para los barcos de Canarias, un 2,87% para las artes menores del Mediterráneo y un 1,29 % para la bajura del estrecho. Y para compensar las penurias de 9 años, plantea detraer un 5,8 % de los barcos de alta dependencia para los que se vieron afectados por las medidas restrictivas del plan.

Atuneros y ecologistas se alían para pedir el veto a los transbordos

La Organización de Productores de Grandes Atuneros Congeladores (Opagac) y WWF han suscrito un documento de recomendaciones, que han dejado encima de la mesa de la ICCAT, para reclamar una gestión más centralizada y transparente de la pesquería del atún tropical. Ambas admiten que la ORP ha hecho progresos, pero todavía debe implicarse más y desarrollar planes de trabajo plurianuales que garanticen, antes del 2021, que todos los países controlan las capturas de su flota.

En este aspecto, también han solicitado que se prohíban de una vez por todas los transbordos en alta mar, pues son, a su juicio, un vehículo claro de actividades de pesca ilegal. Esa práctica ya está vetada desde el 2007 a todos los pesqueros, con excepción de los palangreros, precisamente el segmento menos controlado y el punto débil de los informes científicos sobre el estado del patudo.

Opagac y WWF reclaman un plan para que toda la flota lleve observadores a bordo dentro de cinco años, con el objetivo intermedio de llegar al 20 % en el 2018 y que se generalicen los objetos antienmallantes.