Patrocinado porPatrocinado por

La UE, condenada a sacrificar más cuotas para conseguir bacalao noruego

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

SOMOS MAR

OLIVIER HOSLET | EFE

Los ministros de Pesca estudian cómo mitigar el recorte del 20 % en la especie

09 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La UE abre la veda a la temporada de negociación de cuotas pesqueras. Arranca hoy en Luxemburgo. Una cita que seguirá, aunque de reojo, la flota gallega. Sobre la mesa de los ministros de Pesca europeos está servido el primer plato: los TAC (totales admisibles de cuota) y cuotas para los caladeros del mar Báltico. «A España no nos interesa directamente, aunque sí de forma horizontal», aseguran fuentes de la delegación española.

No hay buques gallegos por esas latitudes del Atlántico nororiental, pero los criterios de reparto serán una señal clara de por dónde discurrirán las negociaciones cuando llegue el plato fuerte en el mes diciembre: las cuotas de pesca para el resto de las aguas comunitarias. Y no pinta nada bien, a la luz de la propuesta de la Comisión Europea.

El comisario de Asuntos Marítimos, Karmenu Vella, advirtió hace una semana que no se puede seguir aplazando la fecha para alcanzar el rendimiento máximo sostenible (RMS) de todos los stocks para el 2020, fecha límite que se ha autoimpuesto la Unión Europea. Y eso se traduce en el mar Báltico en bajadas de hasta el 25 % de la cuota de bacalao este o del 50 % en la del arenque. 

España avisa de que no aceptará recortes tan bruscos en el mes de diciembre: «Queremos que se fijen cuotas coherentes en línea con los estudios socioeconómicos», aseguran fuentes diplomáticas españolas.

Entre medias asoman otras citas cruciales de alto voltaje que servirán para testar el hambre de la UE. En Bergen esperan las autoridades noruegas. Desde el 27 de noviembre al 1 de diciembre, los Veintiocho tratarán de llegar a un acuerdo con el país nórdico para tener acceso a su stock de bacalao ártico. El año pasado las negociaciones se saldaron con un resultado desigual, aunque positivo a ojos de España: por cada kilo de bacalao noruego, la UE ofreció 263 de lirio o bacaladilla. 

Mayores sacrificios

Pero para el 2018, el escenario no es esperanzador. Arranca con una propuesta inicial de recortar el 20 % de las posibilidades de pesca. Los ministros de Pesca de la UE estudian hoy cómo mitigar ese recorte. Los trabajos y preparativos están en marcha y apuntan hacia mayores sacrificios de cuota.

La señal positiva la arroja el buen estado en el que se encuentra el stock de bacaladilla, una de las principales monedas de cambio en las negociaciones. Nada que ver con la xarda, población compartida con Noruega y las islas Feroe. Los informes científicos recomiendan una «bajada sustancial» del 40 % tras el aumento del 8 % de la cuota que consiguió España para este año (32.931 toneladas). 

Bruselas quiere dar un impulso al FEMP, donde España está en la cola de la ejecución

Otro de los puntos que acaparará hoy la atención del Consejo de Ministros de Pesca es el uso de las ayudas del Fondo Europeo Marítimo y Pesquero (FEMP). El sector ha entrado en el tercer año de su aplicación y los resultados no han sido todo lo buenos que deseaba Bruselas. «Los programas operativos se aprobaron tarde», justifican fuentes diplomáticas españolas.

La UE quiere dar un empujón al fondo estructural para que se aprueben las iniciativas (cofinanciadas) y se acelere la ejecución de los fondos, de los que España es la principal beneficiaria con 1.200 millones de euros de los 6.400 movilizados por la UE para el período 2014-2020 para pesca, acuicultura, procesamiento, desguace y reducción del consumo energético.

Hasta el momento, el país sigue a la cola en desembolso de fondos. Según Bruselas, solo Eslovaquia y Bulgaria son más lentos que España ejecutando proyectos. De los 43 millones de euros que las autoridades españolas han adjudicado (2,7 % del total), todavía no se ha desembolsado ni un euro.

Desde el sector pesquero apuntan a la ingente burocracia como el principal lastre para el uso del fondo. Aseguran que Bruselas pide a pequeñas y medianas empresas requisitos que solo las grandes pueden cumplir, lo que está echando para atrás los proyectos.