España ordena a sus atuneros del Índico dejar de capturar rabil dentro de un mes

La flota atunera española que faena en el océano Índico tendrá que dejar de capturar atún rabil (Thunnus albacares) a partir del 5 de noviembre, fecha para la que la Secretaría General de Pesca ha ordenado el cierre precautorio de la pesquería por estar a punto de agotarse la cuota de que dispone España. La medida, inédita como el año pasado lo fue el cierre del bonito en el Cantábrico, ha dejado atónitos a los armadores de la patronal Anabac (Asociación Nacional de Armadores de Buques Atuneros Congeladores). Pero por encima de la sorpresa está la indignación por el proceder de la Secretaría General de Pesca, a la que acusan de haber «ocultado a esta asociación el agotamiento de la cuota española de rabil» a causa de «la modalidad de pesca olímpica durante esta campaña».

Esta temporada es la primera que se desarrolla en el marco de un plan de recuperación de la especie, el aprobado en mayo del 2016 por la Comisión del Atún del Océano Atlántico (IOTC, por sus siglas en inglés). Y desde antes de que arrancara, desde hace ya más de un año, los asociados de Anabac vienen expresando a la Administración española «la necesidad de disponer de un plan de gestión sostenible y una asignación de cuotas adecuada», algo a lo que, además, está obligada, dicen, «en virtud del reglamento comunitario de cuotas para el 2017». Pero el ejercicio casi se ha acabado y el Ministerio de Agricultura y Pesca no ha elaborado plan alguno para el rabil (también conocido por yellowfin) del Índico y, así, «la Secretaría General de Pesca, de forma irresponsable e insostenible, no puso medio alguno para evitar la pesca incontrolada en esas aguas».

Cambio de sistema

El Gobierno solo actuó en cuanto comprobó que el consumo de cuota había alcanzado el 70 %. Fue entonces, según Anabac, cuando decidió cambiar el sistema de pesca olímpica y la carrera por pescar. Así, en julio pasado, sentó a los armadores para hacer un reparto no oficial, pero que se firmó a modo de pacto entre caballeros. Los representantes de los 6 atuneros que se integran en Anabac lo rubricaron, a pesar de ser un «reparto arbitrario» que «contravenía los principios establecidos en la propia Ley de Pesca Marítima del Estado» y que «perjudicaba a sus asociados», con más historicidad en la pesquería que otros operadores, porque estaban convencidos de que era la mejor manera de administrarse y llegar con cuota a final de año.

Y los de Anabac se confiaron. Más que nada porque iban recibiendo semanalmente datos del consumo de cada buque y, por tanto, creían que el acuerdo seguía en vigor y, sobre todo, que la Administración española velaba por ese cumplimiento.

Por eso el «precipitado cierre precautorio de la pesquería de rabil, decretado solo un día después de haber comunicado oficialmente un consumo del 82 % de la cuota, demuestra una irresponsabilidad absoluta por parte de la Secretaría General de Pesca y supone una vuelta al criterio insostenible de la pesca olímpica». Ahora, si cabe más acelerada, porque se sabe que está a punto de agotarse y cada cual intentará pescar lo más posible antes de que llegue el 5 de noviembre, con lo que es difícil que se llegue con algún kilo de las 45.682 de yellowfin otorgadas a España para este 2017.

Reclamación por daños

Los operadores de Anabac denuncian la situación y exigen a Pesca que haga valer y respetar las cuotas asignadas y «levante urgentemente el cierre precautorio» para aquellos que han cumplido el pacto de caballeros y acatado las cuotas asignadas. De otra manera, ahondaría «en la discriminación hacia Anabac» y corrija una actuación sesgada que causará daños irreparables a los operadores. Perjuicios «que serán reclamados por las vías pertinentes», aseguran.

Opagac, la otra patronal que opera en el Índico con 9 barcos españoles, señaló con respecto al cierre que «asumen con la responsabilidad que corresponde las medidas impuestas» por Pesca.

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