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Alivio de atuneros españoles al retirar la UE la tarjeta amarilla a Curazao

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

CARMELA QUEIJEIRO

Bruselas ensalzó los progresos de la isla caribeña en la lucha contra la pesca ilegal

06 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Harta de las quejas de su flota por la competencia desleal que suponía ser la única en tener que observar un sinfín de normas para demostrar la legalidad de su pesca mientras los demás actuaban con casi total impunidad, la Comisión Europea instauró un sistema para tratar de que todos operasen en un terreno más igualitario. Amenazó con cerrar su mercado al producto pesquero capturado por todo aquel barco con pabellón de cualquier Estado que no endureciese las medidas para desalentar la pesca IUU (ilegal, no regulada y no documentada, por sus siglas en inglés). Para ello, instauró un sistema de advertencias gradual, con una primera tarjeta amarilla, que conmina al país a adoptar medidas legales y efectivas para impedir la entrada de producto procedente de la actividad ilegal, y una segunda roja que cierra las puertas mercantiles si no se modifican las condiciones.

Curazao y las islas Salomón fueron dos de los países que han visto delante la tarjeta amarilla de la Comisión Europea. Y el temor a perder el apetitoso mercado comunitario hizo que en seguida se pusiesen manos a la obra para poner en pie un sistema de control efectivo y endurecer la legislación al respecto. Los progresos de ambos Estados han sido de gran calado. Tanto, que la Comisión Europea admitió que los avances para atajar el problema de la pesca ilegal han sido «significativos». Y que las medidas adoptadas para evitar el veto a sus exportaciones de pesca al mercado europeo eran «suficientes». Total, que ha decidido retirar la tarjeta amarilla tanto a Curazao como a Salomón. 

Cierre de fronteras

Una medida que ha causado gran regocijo, y de paso alivio, en la flota atunera española, pues allí faenan embarcaciones de su capital, aunque con bandera de esos países que, de materializarse la amenaza del cierre de fronteras, verían vetada la entrada de su mercancía en la UE.

En el proceso de revisión, el Ejecutivo comunitario ha constatado que sus marcos jurídicos y administrativos cumplen ya los estándares internacionales para atajar de forma efectiva la pesca ilegal. «Es una buena noticia para las islas Curazao y Salomón, y son buenas noticias para la pesca sostenible en todo el mundo», aseguró el comisario de Pesca, Karmenu Vella, que ha dejado claro que todos los países en el mundo «tienen la responsabilidad compartida» de atajar la pesca ilegal y mantener los océanos «saludables».

La pesca ilegal mueve alrededor de 10.000 millones de euros al año y representa hasta el 15 % de las capturas totales a nivel mundial, según la Comisión Europea, que recuerda, además, que la UE es el principal importador de productos pesqueros de todo el mundo.

Bruselas suele otorgar un plazo de seis meses a aquellos países a los que saca la tarjeta amarilla para que pongan en marcha un plan con medidas correctiva para atajar el problema de la pesca ilegal. Si comprueba que la situación no mejora en ese período, la Unión Europea puede llegar a prohibir las importaciones de sus productos pesqueros al mercado europeo.

Implicación de los empresarios y el Gobierno de España como asesor

Ya no es tanto el caso de las islas Salomón, en el Pacífico oriental, pero en lo que respecta a la ínsula del Caribe venezolano, la flota española se ha empleado bien a fondo para evitar que la amonestación de color amarillo llegase a cambiar por otra totalmente tintada de rojo. Ocurre que en aquellas latitudes faenan varios barcos atuneros que, aunque enseñan bandera de Curazao, pertenecen a empresas españolas, agrupadas tanto en Opagac como Anabac, las dos patronales atuneras españolas.

Dados esos intereses, no es extraño que tanto el sector como el mismo Gobierno español hayan hecho todo lo posible para contribuir a mejorar el sistema de control e inspección y a introducir reformas legislativas que evitasen que esa entornada puerta del mercado comunitario se cerrase definitivamente. Así es que España envió a Curazao equipos de inspección y asesores técnicos para que ese tercer país cumpliese los estándares de la Unión Europea. Un trabajo arduo, pero que ha merecido la pena, al ver desaparecer la tarjeta amarilla para los barcos con su bandera.

Desde que instauró el sistema, Bruselas ya ha sacado la tarjeta amarilla en 23 ocasiones. Menos gatillo fácil tiene para la roja, que exhibió cuatro veces -a Belice, Camboya, Sri Lanka, Guinea- y retiró en tres -a todos menos a Camboya-. A Tailandia le sacó la amarilla en abril del 2015 y casi dos años después, Bangkok sigue trabajando y Bruselas pensando si cambiarla por la roja o no.