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Nueva ofensiva de la UE para exigir a Noruega la cuota que le debe de bacalao

C. P. BRUSELAS / CORRESPONSAL

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CEDIDA

Los 28 ministros de Agricultura y Pesca tienen por delante tres meses de intensas negociaciones para cuadrar las cuotas plurianuales del Báltico

10 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Llega el otoño y con él la Unión Europea calienta motores. Los 28 ministros de Agricultura y Pesca tienen por delante tres meses de intensas negociaciones para cuadrar las cuotas plurianuales del mar Báltico, las del Atlántico norte y para sellar los acuerdos de pesca de stocks compartidos con terceros países (Noruega, Feroe e Islandia). 

Luxemburgo es escenario este lunes de la primera toma de contacto. La negociación entre Bruselas y los países bálticos se presenta extremadamente compleja. La Comisión Europea ha propuesto un tijeretazo del 53 % a la cuota de bacalao este y un 80 % a la del oeste, un recorte doloroso para los ocho miembros de Baltfish. La lucha encarnizada por mantener las posibilidades de pesca se extenderá a las negociaciones con Noruega. No solo por la tradicional y farragosa batalla por el reparto de cuotas de stocks compartidos (caballa, bacaladilla y arenque), en la que Islandia siempre acababa asignándose más toneladas de forma unilateral. Los ministros fijarán posiciones hoy para exigir a Oslo la cuota de bacalao del Ártico que regatea desde hace años.

Antecedentes

Según las Cartas de Oporto de 1992, Noruega está obligada a reservar un 1,24 % del denominado «bacalao de cohesión», a España, Portugal, Grecia e Irlanda. Es una compensación por las facilidades que ofrece la UE al socio escandinavo para que pueda exportar sus productos pesqueros sin aranceles al mercado interior de la UE. El acuerdo no solo es desequilibrado sino que se incumple de forma reiterada. La flota española se queja de que el recorte del TAC de esta especie no viene acompañada de ninguna compensación, dado el mal estado del stock de la bacaladilla que el país norteño ofrecía a cambio. «Esa solución no nos gustó», aseguran fuentes diplomáticas españolas. 

España ya intentó en el 2015 hacer valer sus derechos históricos sobre el bacalao ártico con mucha más contundencia que en años previos, pero sin éxito. La UE sigue ensimismada con otros acuerdos comerciales de mayor valor con el socio escandinavo. La pesca se ha convertido una vez más en moneda de cambio en las negociaciones.