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Iván López Van der Veen: «Tenemos que conjugar los intereses de todas las flotas»

e. a. REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

El presidente del Consejo Consultivo de Larga Distancia asegura que España es uno de los pocos países que está presente en todas las organizaciones regionales de pesca

13 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Podría decirse que lleva la pesca en su ADN. Ser hijo de quien es -del exconselleiro de Pesca Enrique López Veiga, hoy presidente del Puerto de Vigo- le ha hecho mamar problemas del sector desde la misma cuna. Y lejos de escapar de ellos, se mete de lleno: director general de Pesquera Ancora, presidente de la Asociación Nacional de Buques de Pesca de Bacalao (Agarba), miembro del comité ejecutivo de la Confederación Española de la Pesca (Cepesca), peleó por mandar en la Cooperativa de Armadores de Vigo -se quedó como miembro de su consejo rector- y ahora se coloca al frente del Consejo Consultivo de Larga Distancia.

-¿Hay que darle el pésame o la enhorabuena?

-De momento, la enhorabuena. Es todo un reto el que se me presenta: buscar el consenso y el equilibrio entre todas las partes interesadas para que haya una coordinación y el órgano funcione. Así que hay que buscar posturas comunes entre oenegés, industria, parlamentarios... para asesorar a la Comisión Europea e influir en sus decisiones.

-¿Cuál es el desafío más importante?

-Es un desafío doble, porque me han quedado los zapatos grandes de los dos presidentes que me antecedieron y porque se trata de un órgano que reúne a todas las embarcaciones que trabajan fuera de aguas comunitarias. Así que hay que conjugar los intereses de flotas como la atunera, la palangrera de superficie, el arrastre congelador, etcétera, con otras más pequeñas, casi artesanales, como pueden ser los barcos de Conil o Barbate que trabajan en Marruecos y se enmarcan en este consejo consultivo.

-¿Algún trabajo con carácter inmediato?

-Pues todas las negociaciones con las organizaciones regionales de pesca (ORP) y los acuerdos con terceros países, que todos los años ocupan al consejo asesor. Después, hay desafíos puntuales, como el reglamento de régimen de acceso a aguas lejanas que la Comisión quiere articular basándose en el modelo español de permisos temporales de pesca (PTP) y, sobre todo, el debate que se abre sobre el estatus de otras flotas extranjeras, como la tailandesa. Es un desafío importante, el de asegurarse que no haya manzanas podridas en este sector y erradicar, entre otras cosas, la esclavitud. Ya es bastante duro este trabajo como para tener que hacerlo por un simple cuenco de arroz. Y el desafío de siempre: dar consejos a la Unión Europea, emitir dictámenes, opinar sobre las distintas legislaciones o identificar espacios sobre los que hay que legislar.

-¿Bruselas les escucha?

-Que seamos un consejo asesor no significa que escuchen nuestro consejo, pero ahí queda para quien lo quiera escuchar. Es el caso de la sustitución del documento de transbordo, el T2M, por el diario electrónico de pesca. Se ha hablado en el LDAC y advertimos de la cola que iba a traer, pero eso, no siempre se nos atiende.

-¿Es una ventaja para la flota española tener tantos representantes en la cúpula del consejo?

-Es un poco como lo del huevo y la gallina. Que muchos cargos ejecutivos sean españoles demuestra la implicación de los armadores en este ámbito y el peso de la flota española, la más relevante de Europa, sin menoscabar para nada la relevancia de otras, como la atunera francesa o la espadera de Portugal. Pero España es uno de los pocos países que está presente en todas las ORP.

-¿Le queda tiempo para atender a todo?

-Es cuestión de organizarse y establecer prioridades. Cuento con la cooperación de un gran equipo. Quien más lo sufre es mi familia, pero vivimos de la pesca e igual que los marineros pasan fuera de casa muchos días, los que pelean en tierra por cuotas y derechos, también tenemos que dedicarle tiempo. Paso más tiempo en casa que mis tripulantes. La pesca para Galicia es más que una actividad empresarial, es un modo de entender la vida, una filosofía, y por eso hay que pelearse. Muchas veces las oenegés se muestran apasionados en la defensa de sus ideales, pero tienen que entender que nosotros tenemos que defender la existencia de esta actividad con la misma vehemencia porque forma parte de la comunidad.