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«No veo a mi hijo desde hace 11 meses, a ver si me dejan salir de una vez»

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

SOMOS MAR

Senegal retiene desde octubre al cangués Juan Cadabón por un presunto delito de pesca ilegal

11 jun 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El capitán del barco Praia de Aremilla, Juan José Cadabón Gutiérrez, vecino de Cangas, se encuentra desesperado en la habitación de su hotel en Dakar. «Llevo once meses sin ver a uno de mis hijos, de los tres que tengo», cuenta el patrón del pesquero, que fue apresado por la Marina de Senegal el 11 de octubre del año pasado después de varios meses pescando en Guinea Bissau. Cuando fue sorprendido por la patrullera llevaba a bordo 120 toneladas de merluza que el barco había capturado en Bissau, el caladero para el que tiene licencia. «Estábamos pescando en la franja que hay entre los dos países. Cuando ya teníamos las bodegas llenas nos dirigíamos al puerto de Dakar para descargar allí, como hacemos en otras ocasiones. Cuando navegábamos por aguas senegalesas fuimos abordados por una patrullera», relata.

Cuando fue apresado, el barco tenía recogido el aparejo y el sistema de compuertas para el arrastre. «Era de noche. Nos hicieron luces. Supe que era una patrullera. Se pusieron de costado y subieron a bordo cuatro hombres armados. Al ver los aparejos en cubierta recogidos se quedaron desorientados. Pero querían que firmase un parte de infracción», relata el capitán, de 51 años, con larga experiencia en muchos caladeros pesqueros desde Gran Sol a Malvinas.

En el momento del abordaje el Praia de Areamilla, un barco de 35 metros de eslora, navegaba a una velocidad de entre 8 y 10 nudos y el capitán relató a los militares que su posición había sido correcta en todo momento y que la caja azul corroboraría que en ningún momento el barco había pescado en aguas de Senegal.

«Me hicieron subir a bordo de la patrullera y el comandante me dijo en tono chulesco, en castellano: ?Sabemos lo que hiciste?. Y me insistieron para que firmase que estaba faenando ilegalmente. Yo no quería firmar, pero el observador me aconsejó que era mejor que lo hiciese y que pusiese que no estaba de acuerdo». Así, que, presionado por la presencia de los militares armados, Cadabón optó finalmente por rubricar el papel.

Inmediatamente después, las autoridades senegaleses le acusaron de pesca ilegal. Las capturas del barco estuvieron retenidas desde octubre a febrero. Durante ese tiempo, Cadabón residió en el pesquero para evitar que robasen en las bodegas. Luego la armadora puedo descargar el pescado y traerlo a Galicia. Toda la tripulación, salvo el capitán, fue llevado a otro barco similar también propiedad de la armadora Rodeiramar, el Praia de Rodeira. Los militares senegaleses se quedaron el pasaporte del capitán y no ha podido recuperarlo. «El abogado me pidió 1.500 euros para conseguir mis papeles. Pero no me fie y no se los he dado». El juicio por la presunta pesca ilegal se ha ido aplazando y finalmente se celebró el pasado 2 de junio.

Pendientes de sentencia

Tras las celebración del juicio, la sentencia no saldrá hasta el 21 de julio «por la coincidencia con el Ramadán», señala Jesús Portela, uno de los socios de la compañía armadora.

Directivos de la empresa, a la que reclaman una multa de 760.000 euros, acuden mensualmente a visitarle y confían en que le liberen pronto. Juan Cadabón reside en un hotel y puede moverse por la ciudad, pero no salir del país hasta que no le devuelvan el pasaporte. «Soy inocente de todo, y nadie ha pedido cárcel para mí, a ver si me dejan salir de una vez», dice este lobo de mar que ha sufrido una depresión de la que tuvo que ser tratado por un psicólogo.