De revisar eólicos en Sudamérica a rescatar perros en La Palma

Ainhoa García / M. G. LUGO / LA VOZ

XERMADE

Alumnos manejando un dron con un instructor
Alumnos manejando un dron con un instructor AINHOA GARCIA

Una empresa gallega ofrece cursos para aprender a manejar drones en situaciones de emergencia

05 ago 2022 . Actualizado a las 20:51 h.

Drones para inspeccionar y revisar al detalle las grandes infraestructuras. Es una de las demandas del mercado, y que va de la mano de los últimos avances del sector aeronáutico, vinculado al desarrollo tecnológico y a la producción audiovisual. Sin embargo, los drones aéreos también permiten atender situaciones de emergencia, cruciales en desastres como el de O Courel hace apenas unos días o el de La Palma, hace meses. Y así lo explican desde la empresa lalinense Aerocámaras, que también detalla lo importante que es la formación en este sector que se encuentra en expansión. Por ello, ofrece cursos de formación de pilotos, tanto para personas que buscan iniciarse en el mundo de los drones como para profesionales que quieren especializarse aún más.

La empresa gallega especialista en drones ofrece uno de sus cursos más demandados, que está orientado a los pilotos profesionales de drones en inspecciones técnicas. Sobre el terreno, varios de sus especialistas reciben alumnos de toda España que, tras recibir clases teóricas, se desplazan hasta Sotavento para adentrarse con la práctica.

Los instructores

Pablo Rodríguez es uno de los instructores de Aerocámaras, y explica que con la nueva tecnología «es más fácil detectar problemas en infraestructuras, errores de telecomunicaciones y aerogeneradores, por ejemplo. Se gana rapidez y seguridad y además, se reducen los costes».

Con el debate que enfrenta las nuevas tecnologías y el trabajo manual más latente que nunca, Rodríguez se atreve a explicar que los teledirigidos no suprimen puestos de trabajo: «Se sustituye el trabajo convencional por una persona controlando un dron».

La tecnología ha sido la gran propulsora de que la empresa gallega se expanda por territorio nacional, pero también internacional. La gran demanda del sector y su expansión ha hecho que Aerocámaras opere en países como Chile, Brasil o Puerto Rico.

40 minutos por aerogenerador

«Hasta hace poco era un operario el que se encargaba de inspeccionar y detectar fallos en aerogeneradores, por ejemplo, utilizando un teleobjetivo. El proceso es lento y el riesgo, elevado», explican desde Sotavento. Por ello, los grandes drones son un preciado soporte ya que su gran equipación permite utilizar distintos tipos de cámaras. Entonces, el trabajo se agiliza y con un solo dron se puede revisar todo un aerogenerador en apenas 40 minutos.

Uno de los instructores que trabaja para Aerocámaras y que acumula más horas de vuelo es Hugo González, que habla de la complejidad del trabajo. «Nos encontramos problemas de todo tipo, pero el trabajo sale adelante gracias al empeño que ponemos», sostiene convencido. Asimismo, precisa que algunos de los inconvenientes más habituales son los legales. Solicitar permisos de vuelo y acceder a propiedades privadas suele ser lo más complicado y es que, según cuentan desde la propia empresa, en Galicia todavía hay mucho desconfiado en lo que respecta a las aeronaves no tripuladas. Las inspecciones de fincas y terrenos les lleva a recibir quejas de vecinos, que se muestran reticentes a que sus lindes sean observadas.

Por otra parte, la situaciones de emergencia, que incluyen desastres naturales, incendios o rescates tanto en tierra como acuáticos, tienen un arduo apoyo en esta tecnología. Tanto es así que cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado junto con personal sanitario se someten a cursos especializados.

«Hemos rescatado a muchos perros atrapados entre las cenizas durante la erupción de La Palma. A pesar de la negativa de las instituciones y de lo complicado de la situación, fueron los drones los que nos permitieron alimentar y localizar a los animales», cuentan los expertos de Aerocámaras. Aunque el rescate final de los canes fue mérito de un grupo de personas anónimas, lo cierto es que fue la empresa gallega de drones la encargada de hacer vuelos de reconocimiento y de llevarles comida. Además, contaba con el permiso para rescatar a los animales empleando los drones, operación que finalmente no fue necesaria. Con todo, la moraleja que sale del parque de Sotavento ya está sobre la mesa. Drones que salvan vidas, amenizan trabajos complicados y que, además, necesitan a personal especializado que sepa cómo manejarlos.