Ángel Campos, «Maño», se jubila tras casi 40 años en el Parador de Vilalba: «Esta es mi casa»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

VILALBA

Campos llegó a Vilalba en 1982, luego se marcjó y volvió definitivamente en 1987.
Campos llegó a Vilalba en 1982, luego se marcjó y volvió definitivamente en 1987. CEDIDA

Cierra una etapa en la que pasó por varios establecimientos de la red como el de Teruel, aunque también estuvo en Ferrol y se formó en Santiago y León

22 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Ángel Campos dice adiós a los fogones de su querida Vilalba. Es una despedida de su profesión, aunque no de su afición por la cocina, de su respeto por las recetas tradicionales y de su curiosidad por ensayar novedades.

Este sábado es su último día de trabajo en el Parador de Vilalba, al que ha dedicado casi 40 años de actividad profesional. Hoy es un vilalbés más, aunque de su origen aragonés (es de Teruel) le queda el apodo de Maño, con el que es conocido por muchos en la capital chairega.

A Vilalba llegó hace 40 años. Atrás quedaban una etapa en el Parador de Teruel, en el que había entrado muy joven, más el servicio militar y el paso por un restaurante turolense. De Vilalba pasó a Chinchón, y de ahí, a Ferrol. En 1987, con sendos paréntesis de formación en Santiago de Compostela y en León, se afincó ya definitivamente en la Terra Chá. Fue jefe de cocina y luego un cocinero de la plantilla.

Campos confiesa que a veces prepara migas para sus compañeros. Ese toque aragonés es bien recibido, aunque su condición de vecino de la capital chairega lo lleva a expresarse con elogios sobre la gastronomía local. «La cocina de Vilalba es buenísima», asegura. Habla como cocinero, pero también como comensal: le gusta el capón; prefiere el queso de San Simón da Costa cualquier otro, y también recuerda los sabores de los productos que se comían tras las matanzas caseras.

Las integrantes de Azúcar Moreno o Manolo Escobar probaron sus platos. Estos días, en la recta final de su trabajo antes de su jubilación, incluso ha preparado unas pastas que solía aprendió a elaborar en Teruel. Su satisfacción es que ha recibido comentarios elogiosos de quienes las probaron.

Si la aprobación de los comensales es motivo de dicha, también lo es haber trabajado en un lugar agradable y en buena compañía. «El Parador de Vilalba es mi casa», afirma.  Tras tantos años en la comarca chairega, reconoce que su perfil de cocinero tiene mucho que ver con el lugar donde ha pasado casi 40 años de vida profesional. «Cuando llegué aquí, era un aprendiz que venía de Teruel», dice. 

Otra vez al Camino

Con 63 años, a Campos le espera un nuevo recorrido por el Camino de Santiago. Su condición de peregrino es sobradamente conocida, hasta el punto de que cuenta sus compostelas por decenas. La próxima peregrinación lo llevará a Santiago, con una compañera de trabajo, por el Camino del Norte. Los dos harán el recorrido desde Sobrado dos Monxes para terminar un itinerario que empezaron a recorrer el año pasado.