Un hacha prehistórica que viajó de Italia a Vilalba pasando por Bretaña

Francisco Albo
francisco albo VILALBA / LA VOZ

VILALBA

Imagen del hacha prehistórica hallada en Vilalba
Imagen del hacha prehistórica hallada en Vilalba CEDIDA

Un estudio revela el origen de una pieza arqueológica descubierta en el siglo XIX

28 abr 2021 . Actualizado a las 16:52 h.

La parroquia de Vilapedre -en el municipio de Vilalba- fue el último destino de un hacha de piedra verdosa que fue fabricada hace más de 6.000 años con mineral nativo del norte de Italia y que después pasó por la Bretaña francesa. Esta es la conclusión de un estudio sobre este artefacto neolítico que acaba de publicarse en la revista científica Journal of Lithic Studies -editada por la Universidad de Edimburgo-, firmado por los investigadores de la USC Óscar Lantes-Suárez, Arturo de Lombera y Ramón Fábregas. El hacha, tallada en jadeíta alpina, es la única pieza de este tipo hallada en toda la península Ibérica. A su rareza se añade ahora el hecho de que puede tratarse de una muestra singular del comercio marítimo de tiempos prehistóricos, ya que los investigadores creen que llegó al norte de Galicia desde Bretaña por el mar.

La pieza se conoce hace ya mucho tiempo, puesto que fue descubierta en el siglo XIX por el historiador vilalbés Manuel Mato Vizoso, fallecido en 1909. Sin embargo, hasta ahora no se habían investigado a fondo sus complejos orígenes, aunque los arqueólogos que la examinaron en las últimas décadas ya habían sugerido que podría tener esa procedencia.

Según apuntan los investigadores, la pieza pertenece a un tipo específico de hachas de piedra conocido como Tumiac, nombre de un yacimiento arqueológico de Bretaña. La gran mayoría de esta clase de artefactos que se conocen, añaden, fueron descubiertos en esa región. También se han encontrado otras en algunos puntos del norte de Francia, Bélgica, Alemania y el norte de Italia. Los que están fabricados con jadeíta son todavía más escasos y nunca se ha encontrado uno al sur del río Garona, salvo el de Vilalba. 

Gustos locales

Los arqueólogos suponen que el hacha fue remodelada en Bretaña siguiendo los gustos locales, es decir, puliéndola hasta que su superficie adquiere un brillo semejante al de un espejo y siendo perforada en su parte más estrecha. A su juicio, fue preparada para servir como colgante. Pero la piedra con la que fue fabricada la pieza -según indica la investigación- no es nativa de Bretaña, sino de los Alpes italianos. Los análisis mineralógicos y espectroscópicos realizados con el hacha de Vilapedre muestran que el mineral procede probablemente del curso alto del río Po. Más exactamente, del entorno de localidad de Revello, en la región de Piamonte. En esta zona se explotó la jadeíta durante el Neolítico -entre el V y el IV milenio de antes de la era actual-, una materia prima que fue aprovechada como soporte para fabricar hachas de piedra pulida que circularon por diversas partes de Europa entre los años 5.000 y 3.000 antes de Cristo. Desde allí, la pieza habría pasado de mano en mano hasta llegar a Bretaña, donde se le dio la forma típica de las hachas Tumiac. 

Rutas marítimas

De acuerdo con la hipótesis que manejan los investigadores, el hacha habría sido llevada después por vía marítima hasta Galicia. «Non é imposible, porque hai outros indicios da existencia de rutas marítimas entre Galicia e Bretaña durante o Neolítico», dice a este respecto Ramón Valcarce. «En Bretaña hai mostras de cerámica que proceden moi probablemente de Galicia, e tamén hai signos gravados en rochas que suxiren que existiu esa relación», agrega.

Por otro lado, el origen exacto del hacha de Vilapedre sigue siendo una incógnita, según los autores de la investigación. Aunque se sabe que fue encontrada en la referida parroquia, no se conoce con certeza el punto donde apareció. La revisión de los archivos personales de Manuel Mato Vizoso sugieren que la pieza podría proceder de alguno de los túmulos megalíticos existentes en Vilapedre, en los lugares de Bouza o Veiga de Garea.

En la investigación también participaron los investigadores Carlos Rodríguez Rellán -de la Universidade Nova de Lisboa-, Aida González Pazos -de la USC-, Pierre Pétrequin, -del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia-, y Michel Errera, del Museo Real del África Central, en Bélgica.