Juan Pablo Alonso: «Agora levo o campanario no peto»

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

VILALBA

Óscar Cela

El sacerdote vilalbés ya toca las campanas de la iglesia desde su teléfono móvil

28 dic 2023 . Actualizado a las 18:34 h.

Un sacerdote destinado en Vilalba puede lograr que suenen las campanas de la iglesia aunque esté a centenares de kilómetros de distancia. Juan Pablo Alonso, que forma parte de la unidad pastoral vilalbesa, tiene desde hace días esa posibilidad, ya que en el templo parroquial se acaba de instalar un avanzado sistema que permite que suene el campanario sin que nadie toque el badajo.

Al sacerdote le basta con hacer una llamada desde su teléfono móvil para conseguir que las campanas anuncien con su toque un entierro o un aniversario. Como ya explicó este periódico en días pasados -ver La Voz de Galicia del 22 de enero-, desde el teléfono móvil del sacerdote se marca un número, que va asociado con una tarjeta incorporada a un dispositivo informático y que permite incorporar un nuevo toque al sistema.

La infraestructura que hace posible ese toque activado desde el móvil consiste en un programador colocado en la sacristía de la iglesia parroquial, que está conectado con las campanas. De ese dispositivo forma parte una tarjeta de telefonía móvil, asociada a un número que marca el párroco cuando quiere programar un toque con el que no contaba. Las ventajas, por lo que tienen de comodidad, parecen evidentes, como admite Juan Pablo Alonso con un poco de humor. «Son un campaneiro portátil, agora levo as campás no peto», decía ayer.

La necesidad de adaptarse a los nuevos tiempos llevó a la parroquia a tomar esa decisión. «Decidimos dar o paso de entrar no século XXI», manifestaba Alonso. Ahora, opinaba, las parroquias ya no suelen contar con personal disponible a colaborar en tareas de iglesias y de capillas como hace décadas; así las cosas, la medida implantada en Vilalba resultaba «case inevitable».

De todos modos, la introducción de avances no ha ido excluida de trabajos, pues el sistema colocado en la sacristía incluye, como admitía el cura, «moito cable, moito tendido, moita instalación». El coste de la operación rebasa los 4.000 euros, que la parroquia de Santa María ha afrontado con un crédito, avalado por el Obispado de Mondoñedo-Ferrol.

Aunque el avance puede entenderse como una muestra más de un sistema que acabe implantándose en muchos sitios, consecuencia de cambios demográficos y sociales, cada parroquia tiene sus peculiaridades. Así, el toque de difuntos, según Juan Pablo Alonso, varía de unas a otras: el de Vilalba suele durar cerca de 30 minutos; con el nuevo sistema, agregaba, se puede programar la frecuencia con la que se quiere que suene -cada hora, cada hora y media...-.

El nuevo sistema incluye sendos electromazos, badajos electrónicos, colocados en dos de las tres campanas de las torres. Del campanario pueden salir toques que informen a los fieles sin que nadie esté en el templo. Eso sí, hace falta que el móvil del cura no esté en una zona de poca cobertura. Cuando se le comenta, Juan Pablo Alonso sonríe, como si confiase plenamente en las operadoras de telefonía.