Zarzuela e inauguraciones en las fiestas de Vilalba

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS VILALBA / LA VOZ

VILALBA

ALBERTO LÓPEZ

El programa de 1969 incluyó varias representaciones musicales, el descubrimiento de la placa de la calle Fraga Bello y la bendición del pabellón

01 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La construcción del Auditorio Municipal, inaugurado en las fiestas de 1997, dotó a Vilalba de unas instalaciones que permiten programar actuaciones culturales casi imposibles antes: las representaciones de ópera que han tenido lugar desde entonces son un ejemplo de esa situación. Pero hace 50 años, sin infraestructuras como las de ahora y con las fiestas como momento del año de actividades señaladas, hubo también una programación estival destacada.

El San Ramón de 1969 tuvo diez días de fiesta y un programa que puede ser recordado por muchos motivos. Entre la variedad de actos destacan, por ejemplo, las representaciones de zarzuela, incluidas en los Festivales de España, y la inauguración oficial de una calle: la que está dedicada al alcalde Fraga Bello lleva ese nombre desde entonces, y la placa fue descubierta por su hijo Manuel Fraga Iribarne, entonces ministro de Información y Turismo.

El 31 de agosto, por la tarde y por la noche, la Compañía del Teatro de la Zarzuela de Madrid realizó sendas escenificaciones de la obra Doña Francisquita, de Amadeo Vives, en el pabellón municipal de Deportes. Al día siguiente, en el mismo lugar, hizo sendas actuaciones por la tarde y por la noche: Bohemios, de Amadeo Vives, y La Revoltosa, de Ruperto Chapí. Si la presencia de una compañía lírica podía resultar entonces bastante infrecuente fuera de ciudades más o menos grandes, el escenario que acogió sus actuaciones también era novedoso en aquel momento en la capital chairega. El pabellón municipal se bendijo el día en que se descubrió la placa de la calle Fraga Bello, que, por otro lado, está a pocos centenares de metros de distancia.

 Terra Chá y Betanzos

La víspera del patrón aparecía en el programa de entonces como día dedicado a la comarca chairega. Hubo misa con ofrenda a San Ramón presentada por el alcalde de Castro de Rei, Emilio Sinde. La presencia de otros ayuntamientos no se limitó a esa jornada, sino que el domingo 7 estuvo dedicado a Betanzos. Una representación de esa ciudad, formada por autoridades y vecinos, visitó la capital chairega.

En el libro de las fiestas el alcalde, Filiberto Álvarez, subrayaba que el pabellón municipal era un notable logro y que la «justa y bien ganada fama» del San Ramón había aumentado al incorporar «las mejores manifestaciones del Arte y de la Cultura».

No faltó el fútbol en el San Ramón de 1969. El Lugo, que entonces jugaba en Tercera División, ganó al Celta, que iba a empezar el campeonato de Primera tras haber ascendido al final de la temporada anterior, la final del Trofeo Ministro de Información y Turismo, jugada el uno de septiembre.

En la semifinal, la víspera, derrotó al Ourense, que había ascendido meses antes a Segunda División. En la tanda de penaltis venció por tres a dos, tras haber terminado el partido con empate a dos. Los partidos se jugaron en el estadio Roca, con saque de honor en la final a cargo de la reina de las fiestas, Ana Cristina Prieto, y con entrega del trofeo por parte del alcalde.

Victoria del Lugo frente al Celta y partido del Racing Vilalbés contra viejas glorias

Por otro lado, la presencia del equipo vigués en la capital de la Terra Chá fue bien recibida, puesto que Vicente Otero Cao destacaba en una información en La Voz de Galicia que se había formado una caravana de coches que esperaban la llegada de la expedición celeste. Además la peña celtista local entregó al club, como recuerdo de la visita, un banderín de seda.

Pero el protagonismo del fútbol no se limitó al fútbol de categoría nacional: para el ocho de septiembre -día de Santa María, patrona de la villa, y último de las fiestas- se reservó un partido entre el Racing Vilalbés y viejas glorias del club.

 Yudo y hockey

El apartado deportivo se completó con sesiones de tiro al plato en A Conexeira, competiciones de yudo en el pabellón, partidos de hockey masculino y femenino en la plaza de Santa María y con un festival en el que hubo carreras de sacos, pedestres y ciclistas para niñas y niños.

La comisión justificaba el gasto en orquestas porque «resultaba primordial el baile» 

Las fiestas patronales vilalbesas de hace 50 años tenían un presupuesto de un millón de pesetas, cantidad de la que la cuarta parte se destinaba al apartado más popular. El gasto en orquestas acaparaba buena parte de ese capítulo, lo que generó un intercambio de finos golpes dialécticos entre el corresponsal de este periódico, Vicente Otero Cao, y el presidente de la comisión, Jaime Rábade Prieto, que se pudo leer el 29 de agosto de 1969.

El corresponsal pregunta al máximo responsable de la organización si no será «una estupidez» dedicar gran parte del presupuesto a orquestas y qué atención se dedica a los que no bailan, grupo del que él confiesa formar parte. El presidente responde al «amigo don Vicente» que en unas fiestas «es primordial el baile», y le recuerda al corresponsal que también fue joven «y hasta creo que buen bailador». De todos modos, esas pullas no impedían que el presidente de la comisión, que años después sería corresponsal de este periódico, reconociese la necesidad de evitar «el enorme gasto» que suponía la contratación de orquestas de gran renombre.

Nombres como Bellas Farto (Ferrol), Nueva Lira (Vilalba) o Trébol (Ferrol) formaron parte del grupo de orquestas que amenizaron los bailes en los festejos de 1969. Por otro lado, no solo las representaciones de zarzuela tuvieron como escenario el pabellón municipal, sino que en dicho recinto también actuó el Ballet Folklórico de Ourense.

La Xira se celebró en Os Freires

 La Xira de 1969 tenía como escenario Os Freires. A orillas del Magdalena, un miércoles por la tarde actuaron una orquesta de la villa, Nueva Lira, y un grupo folklórico local, Brisas do Rañego. La comisión preparó competiciones variadas para los asistentes, que si no acudieron a la zona llevando sus meriendas, tampoco tuvieron que quedarse con hambre. En el libro de las fiestas se anunciaba la presencia de un pulpeiro lucense.